Capitulo Treinta y Tres.

339 11 0
                                    

Appartenente.

Vigilalos de cerca.

Margot Smith.

Las manos de Alexander me toman con fuerza los brazos, tanto que siento como está dejando marcados sus dedos en mi piel, tanto que siento que hasta lo está haciendo con rabia. Apenas me doy cuenta, me está bajando por unas escaleras subterráneas, aquellas que estaban escondidas detrás de un estante de alimentos.

Me quedo mirando el pasillo, es pequeño, y angosto, me ahoga de solo verlo. Las escaleras llegan hasta un abismo oscuro al final de las escaleras, donde un solo bombillo alumbra en medio de las escaleras.

Después de aquella luz, todo es incierto.

—Entra.

Su voz salió ronca y demandante.

Negué.

—¿Qué está pasando? —pregunté.

Alexander suspira pesado, tanto que pareció ser cansado.

—Tenemos un gran problema, ¿Vale? No seas tan preguntona si no quieres morir justo ahora.

De repente, un disparo suena en la casa y hace eco cuando otro de los gigantes ventanales se ha roto, yo suelto un grito y en mi miedo, me dejó caer y me siento sobre mis piernas tapando mis oídos..

¿Acaso...?

¿Esto era un agarre a mano armada?

Miró a Alexander quien cierra los ojos, de repente, me toma bruscamente del brazo y me arrastra hasta la entrada, entre jadeos, me llevo directamente hasta que baje esas escaleras. Abajo, me di cuenta que el lugar claustrofóbico en el que estaba, era nada más y nada menos que un largo pasillo, uno en el que no lograba ver ninguna gota de luz.

Justo lo que temo.

Miró a Alexander quien me comienza a empujar hacia la oscuridad, mi respiración se vuelve ahogada y pesada, mi pecho se aprieta y cada vez que cierro y abro los ojos veo completamente lo mismo, eso me hace toser y tomarme el pecho. Alexander sigue empujando, después de eso, escucho como se detiene, cuando me giro, me doy cuenta que ha abierto una puerta que abre un espacio más oscuro, como si fuese solo una masa negra. Paso saliva y lo siento tomarme del brazo y meterme hasta azotarme en el suelo de una forma brusca y violenta, he caído en un charco.

Después de eso, enciende una luz.

Gracias al cielo..

—Escucha bien, después de esto posiblemente estés sola, ¿De acuerdo?

Me paralizó y no respondo..

Todo esto es muy rápido.

—Posiblemente yo, o Damien muramos en el enfrentamiento, cualquier cosa que debes hacer, es simplemente quedarte aquí, y si alguien entra, ¿Sabes disparar? —añade.

Niego.

—Bien, te dejare un arma pequeña, una cuarenta y cinco, hay ocho balas disponibles ¿De acuerdo? Si escuchas disparos aquí adentro en el pasillo, significa que yo y Damien estamos muertos.

Appartenente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora