Capitulo Veinte.

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Margot Smith:

La noche había caído.

En realidad, no era algo que me interesará mucho, ya que todos los días es la misma rutina. La mañana cumple su ciclo al igual que la tarde, después la noche me obliga a dormir hasta que la mañana llega de nuevo.

Las aves vuelan libres.

Mi alma quiere serlo.

Miró desde el balcón, la luna está gigante hoy, me sorprende, incluso un tono amarillento se ha marcado en sus pieles blancas.

Inhaló profundo y me levanto de la cama para ir al balcon, cuando abro la puerta el fresco pero con algo de calor azota mi rostro, hace volar mi cabello.

Me siento sobre la sillita que hay afuera, es de vidrio con acero, un vidrio transparente con textura. Me sorprende lo bien que se ve. La mesa es igual, es circular y con una maceta con flores casi muertas. Inhaló profundo y tocó sus pétalos, están casi secos.

Me levanto de la silla y voy al baño con la maceta en mis manos, ahí saco la maceta y la meto en el lavamanos, el agua la hace volver a la vida. Salgo con ella en manos y la pongo en su lugar, sus pétalos son rosas y continuos hacia los tayos de la misma.

Me quedo recostada sobre mis brazos y veo fijamente la flor. Es linda.

La luna tiene una estrella que siempre la acompaña. Hubo un tiempo en el que veía demasiadas películas de Disney, una de ellas era la princesa y el sapo.

La amaba.

A la vez podía identificarme con diana y comparar su belleza con la mía, creía que con el trabajo duro, ahorros, podría hacer lo que yo quisiera. Siempre he sido trabajadora, incluso cuando se acabase el año sabático volvería a seguir trabajando.

Las inscripciones a mi universidad inician en dos días. Creo.

No alcanzaré fichas para la universidad. Tampoco haré examen.

¿Saldré de aquí?

Inhaló profundo, subo los pies a la silla y me abrazo ahogando las lágrimas.

"Parirás hijos para mí, y morirás como la esposa del hombre más poderoso de Rusia."

Que palabras tan incomprensibles me ha dicho. Preferiría matarme antes de que me haga hacer algo como eso, podría hacer cualquier cosa, menos usar mi cuerpo para complacerlo.

No cuando mi padre me espera afuera.

Inhaló profundo y no evito soltar una lágrima.

Siempre me dijeron que era bueno soltar las malas emociones. Papá siempre me dijo (cuando tenía tiempo) que debía de cuidar más mi salud mental que la física.

Si la mental estaba mal, todo estaría revuelto.

Papá siempre fue sabio.

¿Qué estará siendo de él?
¿Sabrá que estoy desaparecida?
¿Qué hay de Yu?
¿Abrió la tienda tarde aquel día?

Debería de haberse percatado que no estoy.

La madre de Davien debe de haberse dado cuenta que está desaparecido.

Appartenente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora