Capitulo Quince.

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Demian Kuznetsova.

Margot va bien.

Lleva en coma una semana, espero y despierte pronto, ya que no ha vuelto a comer nada desde que pasó eso, principalmente por qué está dormida.

La estoy viendo desde la puerta.

El medicamento fue descubierto algunas horas después, está reaccionando muy bien. Si se preguntan cómo carajo es que la estoy atendiendo en casa, es por qué un hombre precavido vale por dos. Hay una habitación  que se usa para este tipo de situaciones.

Es una habitación  hecha con todos los artefactos necesarios, es grande por qué alberga un montón de medicamentos y cosas por el estilo. Es cerrada y siempre está fría.

Muevo la dosis aumentandola, al parecer la dosis de aquello que le echaron parecía ser grande, ya que ha tardado para recuperarse. La puerta suena y me hace girar a ver qué Margara está viendo.

—Sal de la habitación —le obligó.

—Yo no eche veneno en la comida de Margot —dice la mujer.

—Tu cocinaste eso para ella —le digo levantando una ceja—. ¿Crees que no sospecharía de ti? ¿Después de todas las veces que nos has traicionado?

—Sabes que no podría volver a hacerlo.

—Margot está muriendo, es una niña de dieciocho años, ¿Qué mierda te pasa? —le digo con cierto enojo.

Ella pasa saliva y asiente.

—Ha sido mi error por no probar la comida antes —susurra—. Lo siento.

Bajo la mirada y me giro a ver a Margot.

—El veneno estaba en la carne.

La mujer levanta la cabeza rápido, un estribo de sonrisa se asoma en sus mejillas palidas.

—¿En serio?

—Aun no estás descartada. Tú recoges la carne que traen a la casa, alguien quiso matarme, también a toda la familia, pero lo que no me cabe de entender por qué se lo diste a Margot primero, y justo ese día.

Me giro y la veo, ella se mantiene quieta.

—Yo sería incapaz, menos cuando estuve en su lugar —me dice.

—El horario es fijo, nueve de la mañana, doce del medio día y seis de la tarde, son los horarios de comida. Ahora dime, ¿Por qué la alimentaste a las once?

La mujer se mantiene quieta y baja la mirada, junta sus manos y pasa saliva. Esta nerviosa, está claro.

—Por que había algo raro con la carne, cuando la cocine, había cierta parte que se comenzó a tornar verde. Pensé que tal vez estaba podrida y se la dí.

Estúpida mujer.

—Vete de la habitación.

—Damien —susurra.

—Una chica de dieciocho años estuvo a punto de morir por tu pensar que la carne estaba solo mala, tenía veneno, por algo estás aquí, para probar eso antes que cualquier persona en la casa no importa que sea un preso.

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