Capitulo Nueve.

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Margot Smith.

¿Qué maldito día era?
El dolor de cabeza me hace sentir mareada, después, trato de moverme pero el dolor en mi pierna es gigante y me hace quedarme quieta, ¿Qué carajo paso?

Trato de levantarme pero duele, es bastante doloroso, como una cortada que ha sido bastante profunda...

Es así que levanto el edredón que tengo encima, me doy cuenta que tengo una venda en la pierna y un dolor que me recorre el alma en miles de formas, tanto que me obliga a quejarme.

Suspiro pesado y me siento sobre la cama, veo que mi pierna está desnuda, caigo en cuenta que llevo un vestido blanco como los de esas locas de psiquiatrico.

Caigo en cuenta del lugar: Estoy sobre una cama bastante cómoda, edredones suaves y la cama parece ser hecha de nubes, las almohadas son frescas y delicadas, el suelo es blanco y brillante, paredes blancas con cuadros pegados a ella, hay un balcón, uno que deja a la vista un inmenso bosque a la deriva.

Un escalofrío me recorre cuando frente a la cama, hay un tocador, uno con un espejo gigante que deja a la vista mi rostro desalineado y con los ojos hinchados, ¿Dónde estoy?

Miró a mi alrededor, todo parece ser siniestro, me daba la mala vibra por ser de noche aún. Es así que me arrastró por la cama hasta la orilla, suelto un quejido y aprieto mi pierna, no podía ser posible, duele como un carajo.

—Ngh...

Levanto la mirada hacia la puerta y veo como alguien pasa, me detengo y espero a que abran, pero no sucede. Solo pasa de largo y escucho como gritan al fondo.

Davien...

Me levanto y caigo al suelo por el dolor en mi pierna, no podía mantenerla, el suelo es frío y eso me obliga a apoyarme de la cama y levantarme del suelo, camino tomándome de la cama y me sujetó de uno de los barandillas que habia, ya que la cama estaba rodeada de tul con formas perfectamente limpias acomodadas dando la forma como que caen en la atmósfera, había arriba tela blanca con detalles de flores tejidos, era una exquisitez.

Quién sea que me tiene aquí...

Camino y voy cojeando hasta la puerta, en la cual sujetó la manija y comienzo a moverla, para mí desgracia tiene llave.

Levanto la mirada hacia el techo, no hay luces, no hay nada.

Solo un clóset, un tocador, muchos cuadros, y un balcón. Mi única salida era ese balcón.

Camino hacia este, y caigo de nuevo en el intento, tenía tanta rabia por qué esto iba a llevarme a morir...

"Será buena para el nuevo prostíbulo que abrirá por aquí Demian."

—No, no —digo en jadeos y me levanto del suelo.

Comienzo a caminar arrastrándome, es ahí que veo como los árboles crecen, el viento es más frío, las macetas afuera se mueven con rudeza, y apenas estoy afuera, me sorprende el frío que hace.

No estoy cerca de casa..

Puedo deducirlo por qué el ruido es bastante nulo. Las aves vuelan con libertad y para mí mala suerte aún no se qué horas son, pero las aves vuelan con libertad cerca de la terraza lo que me indica que..

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