Capitulo Veintiuno.

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Appartenente.
Margot Smith:

Un dolor de cabeza me recorre el alma y me hace retorcer, segundos después el dolor de pierna me revuelve el estómago y me hace querer vomitar, segundos después mi estómago lo expulsa y cae al suelo, es ahí cuando me veo, mi pierna está al desnudo, solo una venda la cubre, cuando me miró bien, miró solo las bragas blancas que Damien me había dado, también el sostén blanco que me había comprado.

Es así que levanto la mirada hacia el frente, solo hay una pared de concreto, metales en el suelo, una vitrina donde dentro habían bastantes cosas que me asustaron.

Eran cráneos.

Malditos cráneos coleccionados como un maldito museo en esa maldita habitación.

Miró hacia todos lados, solo hay silencio, humedad, el olor inunda mis sentidos, un olor a putrefacción me hace retroceder, es ahí cuando miró a mi alrededor.

En el muro del lado, tenían colgadas bastantes cosas, todas para torturar personas. Apuesto que usó todo eso para Davien.

Es así que en mi mirada, se cola algo extraño que me hace girarme a ver. Aquella parte donde la luz casi no dejaba ver el muro, aquella donde el silencio y la atrocidad parecía ser intenso y doloroso. Inhalo profundo y trato de ver. Podría ser Davien la persona que está ahí.

—¿Davien?

Mi pecho sube y baja, cuando me levanto del suelo y trato de caminar, caigo al suelo con la cara contra el concreto, algo que me hace sangrar la nariz. Es así que veo que mi pierna sangra, joder...

Levanto la mirada y veo mis muñecas las cuales pesaban demasiado, es así que logro ver el metal añadido a mis muñecas como una pesa más. Hay en mis tobillos también.

¿Qué mierda es esto?

Trato de levantarme y tropiezo antes de poder hacerlo. Me siento sobre mi pierna derecha y trato de limpiar la sangre, mis manos pasan por mi nariz desesperados tratando de limpiar o detener algo.

—Maldición... —susurre.

Para evitar sangrar más, levanté la cabeza hacia el techo y puse mi dedo en la nariz antes de siquiera poder moverme, fue así que una imagen extraña se colo entre la poca luz que había en la habitación.

Había una figura.

Una figura extraña colgada del techo, sus pies flotan y están rígidos, sus brazos cuelgan al lado de su cuerpo flácidos, su cabeza cae a la cuerda...

Fue algo que entendí apenas pude mantener sentido de la razón.

Eso, no era una simple sombra.

Era un hombre.

Un hombre muerto.

Era...

El grito desgarrador salió de mi garganta, el ardor me hizo perder la voz y solo soltar un sollozo después de eso, tape mi rostro en movimientos desesperados y ambas de mis manos terminaron en mi boca.

Lo que veía no era la simple imagen de Davien colgado, no sé cuánto tiempo estuve inconciente, lo que si puedo ver qué a Davien tiene la piel inflamada y brillosa, algunos gusanos salen de sus heridas y chasquean en el suelo, sus manos están amarillas, sus ojos están abiertos y me hacen contemplar la imagen más horrible que haya visto, por menos aterrador que suene, sus ojos están saltados, sus labios hinchados y de su cuerpo corren larvas, caen al suelo y siguen su camino.

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