Capitulo Treinta y Dos.

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Appartenente.
¿Malo para mí, o malo para ellos?

Margot Smith.

Inhaló profundo antes de sentir como la tela de seda tapa mis ojos, el color rojo me impide ver con claridad, mis manos no tienen escapatoria, están atadas desde las muñecas para impedir que puedan separarse y hacer algo. Para mí suerte, Damien conduce la camioneta.

Para que no escape, Alexander me sostiene desde los brazos.

Podía sentir su presencia cuando tomo mis manos y las apretó con las de él, las luces de la camioneta están apagadas, solo siento la luz para lograr ver entre el negro del bosque. Suspiro pesado y aprieto las manos de Alexander, quién escucho sonríe.

—Solo soporta treinta minutos, ¿bien? —susurra contra mi oído.

Acto seguido, siento como la camioneta se mueve, gira y poco a poco avanza entre oscuridades. No supe cuánto tiempo paso, la camioneta viajaba con rapidez por la carretera hacia la ciudad, comprendía que por la forma en la que la camioneta me pegaba al asiento cuando Damien frenaba para meter los cambios, que íbamos a más de ochenta.

De repente, los sonidos que antes eran nulos, me hicieron saber que íbamos llegando cuando Damien bajo la velocidad, cuando los ruidos que antes eran nulos, ahora dejaban escuchar las risas de niños, los ruidos de algunas aves, ruidos de carros, todo tipo..

Supe en ese instante, que estaba en la  cuidad..

Quería quitarme el pañuelo..

Levante las manos, para levantar el pañuelo y lograr ver, pero Alexander me obligó a bajarlas. Baje el rostro apenada, tenía tanta sed de ver lo que miraba todos los días, de inhalar el aire de afuera, bastante sin sentir el fresco de mi amada Italia.

Sentí una lágrima correr por mis mejillas, esto era tan jodido..

Pase saliva y levanté el rostro, lograba ver entre la tela las luces de los carros, faroles y cuanta cosa más. Había tráfico, pero segundos después, una vuelta. Parecía ser que Alexander no reconoció el camino. Me apreté de la mano de Alexander quien segundos después escuché decir:

Eto ne tot put', po kotoromu vam sleduyet idti —dice Alexander alzando la voz.

Levanto una ceja sin comprender, por el tono de voz, comprendí que estaban hablando en ruso, tal vez hablaban así por qué hablaban de algo que no querían que escuchase.

Ya poydu drugim putem, yesli ya poydu etim, my pribudem, kogda vecherinka zakonchitsya —después susurra—; vse sdelano govno...

Alexander suspira pesado, siento como deja caer su brazo en el reposadero a mis espaldas.

Eto otnimet u nas bol'she vremeni.

Damien ya no responde. El tono de voz de Alexander sonó más marcado y algo enfurecido, parecía ser... ¿Molesto? ¿Alexander está molesto?

Nunca los había escuchado hablar ruso..

Inhaló profundo antes de sentir como la camioneta frena de un momento a otro, me giro hacia Alexander quien parece no prestar atención a mi estado.

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