CAPÍTULO DIECIOCHO

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Harry

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Harry...

Miro a cada imbécil que está sentado en esta sala. Cómo odio estás reuniones, pero lo mejor posible para no matar a ninguno de mis empleados. Si por qué yo soy su jefe, ellos son mis empleados.

— Jefe.

— ¿Qué? — ladro. Odio que me hablan si que yo lo apruebe.

—¿Puede firmar este documento?

—¿Qué es?

—Es una solicitud de casa que usted a solicitado en Inglaterra.

Sonrío. Llegó hace una semana intentando bucar una casa para vivir con mi familia. Sé que le voy a lograr, ahora por fin tengo todo listo para poder irme con mi familia.

Solo me falta matar a Lucas.

—¿Está todo lo que pedí?

—Si. Casa grande de dos pisos, el segundo piso es la habitación tiene ochos habitaciones, viene  piscina, tiene un gran patio, dentro de esta casa esta un lugar para que los niños puedan jugar, cómo me lo dijo, tengo las imágenes.

Asiento. Miro el reloj de mi mano derecha y miro la hora y son las 11.30, eso quiere decir que ya mismo tengo la reunión en la escuela de mis hijos. Me levanto del escritorio. Está es una pequeña oficina, la más grande está en Inglaterra.

—Más tarde, tengo que ir a otro lugar.

Asiente y con eso salgo de la oficina, según mi Chaparrita mis hijos salen a las doce de la mañana y hay de queda en el patio mientras los padres están en la reunión. Lo que no comprendo es porque anda muy sospechosa Anastasia, me preocupa lo que pueda estar haciendo. Tengo que averiguarlo.

******
Media hora fue todo lo que me tomé en llegar en dónde estudian mis hijos, me bajo de mi auto Tahoe color negro, me bajo de mi auto y todas las miradas se posan en mi, mujeres jóvenes como adultas me miran con descaro, en camino los hombres me mira con enojo. No es mi culpa ser muy hermoso, pero bueno. Sigo caminando y veo a una profesora que no me quita la mirada de encima.

"Solo mi mujer me puede ver así"

No le prestó atención, sigo mi recorrido, según mi mujer el curso de mis hijos es de primero de basica, paralelo B. Sigo caminando y veo aula muy bien hermosas, las sillas, los escritorios, la verdad es una buena escuela para mis hijos, no único malo son esos imbéciles que intentaron intimidar a mis hijos. Aún me acuerdo de como hice sufrir a sus padres. No como quería, después van a decir que mis hijos tienen un padre criminal, aunque eso es verdad, pero mis bebés ni deben de enterarse de eso.

Por fin llego al curso de mis hijos, cuándo entro todo se quedan en silencio, las miradas caen en mí, las madres y padres con sus hijos a lados de ellos, miro a mis hijos y están con la cabeza agacha, pensaban que no iba a venir. Me duele ver su mirada perdida.

¿QUIZÁS UN NOSOTROS? (LIBRO 2 ) " BORRADOR" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora