CAPÍTULO TREINTA Y UNO

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Nathasa

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Nathasa.

Han pasado tres días desde que vi a Luciano y en dónde me dijo que ya no me va a buscar más, tengo que aceptarlo, fue la mejor decisión. Lo quiero seguir lastimando, necesito primero recuperarme. No me siento lista para comenzar ninguna relación, no estoy lista para revivir el pasado y si estoy con Luciano sé que esos recuerdos volverán a mí. No quiero tener que levantarme a las tres de la madrugada, meterme en la ducha y bañarme cinco veces para poder olvidar lo que pasé. Salir de la ducha y tomar pastillas para dormir y así no poder tener pesadillas.

Tengo que admitir que fue una etapa dura, que estoy tratando de superar, Anastasia nunca se dió cuenta, pero sé que ella sabe que no estoy bien, siempre está pendiente de mí, desde el accidente ella está conmigo. No me deja sola, pero comenzó a cambiar hace tres años, no sé por qué, pero siempre se va. Por eso no sé ha dado cuenta que en este momento estoy viendo a un psicólogo. Necesito ayuda. Desde que Luciano volvió las pesadillas también, sé que él no tiene la culpa. Pero con solo verlo me siento mal, por eso decidí venir.  Tengo dos días que vengo y me he sentido bien.

En este momento me encuentro sentada en la sala de espera, se supone que mi cita es a las dos de la tarde y son las dos y quince minutos, el psicólogo según está en una reunión importante y me pidió que lo esperé un poco y con gusto le dije que si. Pero ya han pasado quince minutos y nada. Tengo que volver a casa pronto, no quiero que Anastasia descubra algo.

Me levanto de mi asiento y camino a la recepción, está una chica con ropa de enfermera.

—Hola, buenas tardes, una consulta, ¿El psicólogo ya está libre?

—Buenas tardes señorita, no, el psicólogo sigue en la reunión. Pero ya está por terminar, ¿Desea esperarlo o va a reagendar su cita?

Me quedo en silencio unos segundos y la verdad no sé que hacer, si agendo mi cita me mandará unos días después y necesito la atención urgente.

—No. Lo voy a esperar.

—Ok. Puede tomar asiento.

Asiento y con eso me giro para seguir mi camino, pero me detengo de golpe. Tengo a Luciano  frente mío. ¿Qué hace aquí? ¿Acaso se enteró de la verdad? Sus ojos están en los míos y estoy muy nerviosa, ¿Acaso escucho algo? Doy un paso para hablarle pero este gira un poco y pasa a lado mío. Me quedo quieta mientras lo veo pasar a mi lado, su fragancia de su perfume queda en el aire. Huele a menta con una mezcla de algo fuerte, pero es exquisito.

Llega a la recepción y escucho su voz, frío como siempre.

—Buenas tardes, soy Luciano Willians tengo una cita.

—Buenas tardes señor Willians. Claro, la doctora la está esperando. Sígame por favor.

Con eso él sigue a la enferma, no me dirije ninguna mirada antes de irse. No sé, pero me duele su forma de tratarme, pero la realidad me golpea.

A partir de mañana no te molestaré más, ya no me verás y si por casualidad te veo por algún lado, haré como que no te conociera, te dejaré en paz, Nathasa.

Ahora recuerdo todo, él está haciendo lo que yo quería. Yo le dije que me dejara en paz y lo está haciendo, no sé pero me duele eso. Cuándo le dije esas palabras yo esperaba que él no lo aceptará, pero si lo hizo y eso me dolió el triple. Pero llegué a pensar que se olvidaría de todo lo que me dije y volvería por mí. Pero no. Él acaba de pasar a mi lado y no me saludo, tengo que admitir eso me dolió más que cuándo me dijo que según estaba conmigo por venganza y por qué me parecía a su ex- novia. Pero después me di cuenta que solo lo estaba haciendo para protegerme.

Incluso ahora también me está protegido.

Le dije que su cercanía me duele y prefiero alejarse para que yo me sienta bien, hasta me dijo que sea feliz. Qué busque la felicidad en otro lado, pero nunca le dijera cuándo encuentre al amor de mi vida. Pero eso no va a pasar. El amor de mi vida es Luciano Willians.

Solo necesito tiempo para sanar.

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El timbre de la puerta suena y me imagino que ya tiene que ser Harry que tiene que traer a los gemelos. Según tenía que estar aquí a las siete de la noche, pero ya son las ochos. Anastasia no llega todavía y eso ya ni me sorprende, a veces hasta llega a media noche. Pero no sé en qué trabaja. Eso me preocupa un poco.

No tengo ni idea de lo que hace mi mejor amiga. Pero como que llegó el momento de saber la verdad. Me levanto del mueble y camino hasta la puerta para recibir a mis sobrinos. Abro la puerta y la sonrisa que tenía en mi rostro se va, encuentro a un Luciano parado con una amplia sonrisa en su rostro mientras tiene agarrado en cada mano a unos de los niños, pero a penas me ve esa hermosa sonrisa que tenía tiempo que no veía, desaparece.

—¡Tía, nuestro tío, Luciano no vino a dejar! Papá tuvo que salir a hacer algo urgente. — dice Bella emocionada. Mi pequeño sobrino se acerca a Luciano y le da la mano. Con eso me saluda y entra a la casa, me imagino que está cansado.

La mirada de Luciano caen en mi y me pone nerviosa. De suerte no estoy en pijama, todavía estoy con la misma ropa con la cual lo vi temprano. Mi pantalón Jean azul, con una top blanca y unos zapatos deportivos blancos.

—Buena noche  señorita, Nathasa. — su fría voz me golpea y me duele, en serio me duele. Asiento y con eso deja de verme y mira a mi sobrina y le sonríe. ¿Por qué no me sonríe a mí? Se acerca y le da un beso en su mejilla — . Es hora de entrar Bella, descansa y saluda a tu mamá.

—Lo haré, tío Luciano.

Con eso mi pequeña sobrina entra corriendo a la casa. Luciano sé levanta y queda al frente mío, ya no sonríe. Asiente ligeramente su cabeza, se gira para irse, ¿Así se va a despedir? Hablo y se detiene por mis palabras.

—¿Eso es todo? — pregunto y espero impaciente que se gire, pero no lo hace. Solo gira un poco su cabeza y habla.

—Estoy haciendo lo que quería, Nathasa. Permiso.

Con eso se aleja y mi corazón se rompe en mil pedazos. "Eso es lo que querías" recuerda Nathasa. No quería a Luciano cerca y ahora que no lo está te duele. ¿Qué me pasa? Las lágrimas comienza a fluir por mis mejillas, pero es lo mejor, no puedo permitirme caer en sus brazos. Debo primero curarme, no quiero que Luciano conozca esa parte dañada que tengo.

Nunca dejaré de amarte, Luciano Willians.

Siempre te he amado.

Solo necesito un tiempo, nada más.



Nota de la autora:

Hola diablillos, ¿Cómo están? Espero que bien, bueno es viernes y ya se dieron cuenta que la pareja es de Nathasa y Luciano, capítulo fuerte, ¿Qué piensa? Eso quería Nathasa después de todo. Nos vemos la siguiente semana, no sé olviden de votar y comentar, besos 😘💋

¿QUIZÁS UN NOSOTROS? (LIBRO 2 ) " BORRADOR" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora