38. Amaya

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NALENJEM. TEMPLO DE LA LUNA.

UN DÍA DESPUÉS.

La semana lunar llega a las puertas de los templos, donde los sacerdotes sienten las vibraciones que proceden del astro en su fase más encumbrada y engrandecida. La luna se posaba sobre la tierra y cada uno de nosotros sentía los efectos de esta. La fuerza era mayor, nuestros sentidos más agudos y nuestra velocidad la perdición de cualquier enemigo.

Las jaurías están reunidas, cada miembro que conforma parte de la armada de mi madre, los hijos de la luna, pertenecientes a una descendencia de bestias que pueden tomar una segunda piel.

Me confunde un poco no ver a Ghira entre las filas, no distinguirla, mucho menos olfatearla. Ella siempre me acompaña. Era bastante extraño que no se encontrase a mi lado, puesto que se ha ordenado que todos estemos aquí. Y aunque sé que sabe defenderse sola y que siempre podrá librar sus propias batallas, no puedo evitar tener algo más en qué preocuparme. Además, mi lado egoísta quería sentirse acompañada hoy, en medio de mi corazón partido y de los cientos de lobos reunidos.

Estoy rodeada por mi gente, sin embargo, me encuentro sola. Lo único que me acompaña es la determinación que siento por hacer lo correcto.

Mi pelaje blanco luce esta noche, expuesto, como el pelo de cada uno de los integrantes que conforman la comitiva más grande que se haya organizado jamás. Los pelajes de diferentes contrastes son una muestra imperativa de los rasgos que tiene cada individuo sin someterse a la conversión, lo que yace en el interior de la bestia; pelos rojizos, blancos, grises, oscuros, cada color con una similitud cercana al cabello que portan en su forma común. Cada uno sediento de sangre, tomando las propiedades que otorga la luna sobre nosotros para accionar su poder contra los menos dotados.

Las jaurías permanecen con los ojos cerrados, todos disfrutan de los rayos plateados y de lo que estos cultivan en sus poderosos cuerpos de lobo. Todos disfrutan de esto, a excepción mía, que observo todo, a cada persona, a cada ser que dice ser mi clan, todos y cada uno recibiendo los dones de la diosa luna, sintiéndose el centro del universo cuando distamos mucho de serlo. Todos dispuestos a saciar los deseos del alfa, mientras que yo siento repelo.

Cierro los ojos, sabiendo lo que sigue, sabiendo que Chantal de Luko dictaminaría el inicio de la cacería y yo tendría que correr con la jauría más grande jamás reunida.

No sabía lo que haría, no sabía cómo actuaría ni mucho menos si sería capaz de ejercer mi poder sobre ellos, este todavía no alcanzaba el nivel que poseía Chantal. Mi voluntad tendría que bastar, sin embargo, no había tenido oportunidad de ponerlo a prueba en esa escala, con cientos de lobos que siguen a un solo alfa.

También sabía que, pasara lo que pasara, no permitiría que las injusticias siguiesen, no iba a volver a justificar mis acciones con el miedo y mucho menos permitiría que algo malo le ocurriese a los Zarek.

Tenía que actuar y debía hacerlo rápido.

«¿Lo sienten, hijos míos?», nos habla Chantal a todos, usando los dones del lobo para dar su discurso. «Nuestra diosa pide sangre, pide el sacrificio lunar, pide que sirvamos el festín más grande que hubiésemos preparado jamás, uno que he limitado en otorgar durante varias semanas. La venganza se disfruta, se paladea en la boca tan despacio como esta llega. Los halcones nos dieron un mensaje hace unos meses, han proclamado la guerra y nosotros no podemos dejarlo pasar. ¡Vamos a responder! Han violado nuestras defensas, matado a nuestra gente en territorio sagrado y robado a nuestra futura alfa», el clan entero aúlla a la luna, aclamando a su soberana, a su regente. Yo me siento morir, me siento sucia al escucharle decir tal aseveración, puesto que nosotros les hemos atacado los últimos cien años, ellos no, ellos solo se defienden. Estamos haciendo exactamente lo mismo que ella indica que ha sido el pábulo a una venganza innecesaria, además, usaba como argumento mi secuestro, ¿acaso no había vuelto? ¿Acaso no estaba sentada junto a ellos? ¿Acaso los halcones no me habían tratado con sumo respeto?

Sol del Amanecer ©/YA A LA VENTA EN AMAZONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora