Hadassa.
REVELACIÓN...
Tomé un suspiro en cuanto salí de mi habitación por la mañana, pero rápidamente noté un revuelo que no era normal, en este lugar del palacio.
Para llegar al pasillo dónde se encontraba la habitación de Rashad, debía caminar un poco, podía decir que era un sitio resguardado, y algo distante de todo el palacio, pero en el camino pude ver que los guardias estaban agitados y que algo no estaba bien.
Me detuve por un momento, y luego, pensé que lo mejor era continuar con mi camino, ya que no podía fallar en el primer día.
Cuando entré en el pasillo del hombre, noté la poca cantidad de guardias, y que los que estaban presentes, no eran los que acostumbraran a resguardar su habitación.
Sin embargo, me adelanté, y asentí cuando llegué a uno de ellos.
—Es hora de entrar a la habitación de mi señor...
—El amo no está... por la madrugada surgió un ataque en un pueblo cercano. Él no llegará en unas horas.
Levanté mi cabeza al instante un poco intrigada.
¿Quién podía ser tan valiente, o tan osado, como para invadir un pueblo de Babel a estas alturas?
—No te asustes... ¡Salimos victoriosos! Nuestros dioses siguen acompañándonos.
Mi pecho sufrió una gran decepción ante la noticia, y sin mirar más al hombre, me devolví.
En cuanto caminé de vuelta a los pasillos amplios y salí del área restringida, vi cómo Henna se estaba despidiendo de otra mujer con una sonrisa, y yo me apresuré con ir a ella para tomarla rápidamente del brazo.
En cuanto ella sintió mi toque, me miró de arriba abajo.
—Parece que te has preparado más de la cuenta...
Observé mi vestido y asentí.
—Me dijiste que debo estar mejor cada día para servirle al amo... —ella hizo una mueca en forma de sonrisa y luego dijo "sí" con la cabeza.
—Sí... y me alegra que lo hayas tomado literalmente.
—Escucha, Henna... parece que ha surgido algo.
—Sí... lo escuché. Pero no te preocupes...
—Lo sé, lo sé. Solo quiero saber... ¿Qué se supone que deba hacer, si todo esto modifica la rutina?
—Puedes ir a desayunar en la cocina, después de esto, ve... tomate un baño y... —ella hizo una pausa, y luego miró alrededor—. Espera en la puerta de la habitación...
Me quedé observándola por un rato, y pensé que esto sería lo mejor para mi estrategia.
Le di las gracias rápidamente y, luego, seguí todas las indicaciones que ella me sugirió. Cambié el vestido una vez tomé un baño, y esta vez utilicé aromas más débiles para mi piel. Un poco más dulces...
Pude notarme en un reflejo de bronce cuando estuve lista, pero no podía con esa voz interna que me decía cada segundo, que estaba cometiendo un error.
Por supuesto, no hice caso, mi Dios sabía que ya estaba muerta, y que nada me haría cambiar de parecer.
En cuanto llegué a los corredores del área restringida, volví a ver al hombre de hace unas horas, pero su aspecto era pálido.
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UN REY PERVERSO
RomanceEsclavitud, guerra y el deseo de poseerla, es el menor de sus problemas...