CAPÍTULO 39

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Hadassa.

OCULTO...

"Estoy seguro de que... nos uniremos de nuevo... estaremos juntos en esta vida, o en la otra... nunca pierdas la esperanza..."

Un estruendo, parecido a varias vasijas caerse de forma repentina, hicieron que mi cuerpo saltara, mientras mis ojos intentaban abrirse pese al ardor en ellos.

Había tomado suficiente del brebaje que Edom me había preparado para calmar un vómito intenso, y un dolor de cabeza que a últimas instancias estaban acabando con mi cordura.

Tenía la bata manchada, y parte de mis brazos llenos de sangre seca, las rodillas raspadas y el cabello revuelto.

En el momento en que me senté tomando mi frente bañada en sudor, sujeté mis costillas que aún dolían como el primer día, mientras divisé que Ara estaba recogiendo una bandeja del suelo de forma apresurada.

Esto, sin duda alguna, es lo que me había despertado de golpe.

—Lo siento, señorita Hadassa... me tropecé —Negué rápidamente hacia ella, pero no dije una palabra.

Tenía la boca seca.

Ella pudo notar como me apresuré a levantarme, y dejando la bandeja a un lado, vino hacia mí.

—Tiene los labios secos... déjeme pasarle un poco de agua.

Asentí ante su ofrecimiento y traté de recostarme en el espaldar para respirar un poco mejor.

Bebí casi toda el agua de la copa, y luego suspiré hacia ella mientras sus labios se movieron:

—Ha dormido por un día entero... ¿Se siente mejor ahora?

—¿Un día entero? —pregunté a lo que inmediatamente ella afirmó.

—Toda su comida desde ayer en la mañana está aquí... he venido a limpiar todo, y a saber si quiere comer algo... traje una bandeja para usted...

Negué rápidamente hacia ella, y luego vi un gesto de preocupación en su rostro.

—Apenas siento tranquilo mi estómago... no quiero nada por ahora, Ara...

Ara siguió de pie dudando si ir a recoger, o permanecer a mi lado, y colocando los pies en el suelo frío, me levanté yendo poco a poco hacia la ventana de mi amplia habitación.

Mis pesadillas habían repetido una y otra vez la escena, mi hermano esparcido por todo el patio del palacio era lo único que podía registrar mientras mi pecho era oprimido hasta reventarse.

No quería volver a llevar las imágenes reales en mi mente, pero deseaba saber si... todo seguía igual como cuando perdí el conocimiento. No había podido controlar mi llanto, ni tampoco ese cuchillo invisible que había traspasado mi cuerpo entero de dolor.

—Lo han quitado todo... el amo ordenó limpiar todos los patios... —Ara mencionó como si se hubiese metido en mi mente, y pude notar que afuera todos estaban de aquí para allá como si quisieran hacer brillar los pisos.

No pude evitar preguntarme qué habían hecho con los restos de mi hermano, y por un momento también pensé en Alhamar.

—Te prepararé un baño... podemos tomar un vestido y...

Me giré de golpe hacia ella.

—No hay nada que pueda ocultar lo que hay en mi Ara... no quiero parecer feliz ante la victoria de Babel, no me uno a esta victoria, aunque fue justa. No festejo la muerte de mi hermano... y quiero que se me respete por guardar luto a mi familia...

UN REY PERVERSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora