Hadassa.
UNIÓN...
—¿Cómo ha estado? —pregunté en susurro nada más vi el rostro de Elisama, que parecía estar calmando el llanto de mi bebé.
—Impaciente... la leche que has dejado ha servido, pero creo que te quiere a ti...
Me apresuré a sentarme para recibir a Aarón en mis brazos y pude ver que su carita estaba mojada por las lágrimas.
Sentí como los calambres pincharon mis pechos, y lo único que quería en estos momentos era darle de comer a mi hijo hambriento. A pesar del cansancio extremo de mi cuerpo y la necesidad por tomar un baño caliente.
—Trata de ofrecer ambos pechos para que sientas un descanso. Estás congestionada.
Asentí hacia ella en medio de la habitación completamente sola, mientras Elisama se apresuró en bajarme las mangas de mi vestido para tener una mayor comodidad.
Era de noche, y Elisama se sentó frente a mí muy paciente para esperar saber qué había pasado, y el motivo del por qué había llegado tan rápido.
—No estuve en ninguna reunión... —solté el aire, y ella me mostró su rostro curioso.
—¿La suspendieron? —negué rápidamente y luego miré cómo Aarón comía como un hambriento.
—No... Por supuesto, Rashad estaba presente, y algo le dijo a ese rey para que, de un momento a otro, saliera a informarme que no tendría permitido asistir a esa reunión.
—¿Qué? ¿Entonces para qué envió una invitación?
—No es su culpa, creo que la causa de esto es Rashad...
—Parece que el rey de Babel quiere cercarla de todas las formas posibles... ¿Majestad? ¿Ha pensado cuando el pueblo sepa de...?
Agaché mi cabeza mientras pensé que siempre tenía esto en mi cabeza.
Radin no estaría nada contento con mi unión con Rashad, y cuando se enteraran de que les había mentido, y de que tal padre si existía, posiblemente sería repudiada por ellos.
Miré a mi pequeño que apenas era consciente de su existencia, y recordé las palabras de Rashad que se reproducían en mi mente una y otra vez por todo el camino de regreso.
"No hay un final feliz, no hay un casamiento, Hadassa... tus amas tu pueblo con tus venas... y yo mataría por el mío... pero ahora, hay otra persona en medio, y... nuestro hijo hará que nos mantengamos unidos... todo el tiempo posible a pesar de ti y de mí..."
Rashad tenía razón.
Ambos estábamos condenados a vivir de esta forma.
Ni mi pueblo aceptaría sus creencias, ni ellos nos aceptarían a nosotros. Pero había un lazo imposible de romper entre nosotros. Aarón era el cordón de tres dobleces que hacía que por más que quisiéramos, era inevitable continuar en la vida del otro.
Además, no solo por Aarón. Yo amaba a Rashad de una forma inimaginable, y estar sin él todo este tiempo me había hecho amarga la existencia.
No podía dejarlo solo, quería estar a su lado de cualquier forma. Él era parte de mí, y no iba a permitir que nada se interpusiera en nuestro camino.
Después de unos minutos, pasé a Aarón a la cama conmigo y Elisama se despidió de mí, diciéndome que llegaría temprano para enviar algunas nanas, y que yo pudiera dormir y descansar del viaje. Sin embargo, mis ojos no se cerraban, y aproveché de turnar a mi otro pecho cuando mi hijo me dio la oportunidad.
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UN REY PERVERSO
RomanceEsclavitud, guerra y el deseo de poseerla, es el menor de sus problemas...