CAPÍTULO 41

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Hadassa.

ADIÓS...

Como todo el tiempo, como siempre con él, mi cuerpo sintió la adrenalina correr por mis venas cuando mis ojos llegaron a los suyos, y aun en nuestra lejanía, toda mi piel se resintió ante el escrutinio, y su mirada recorriendo desde mis pies a mi cabeza.

No me atreví a moverme, por un parte, me ardía la piel por querer ir corriendo a su lugar y abrazarlo con fuerza. Estaría mintiendo si dijera que esto no es lo que quería, pero esta vez había algo en su mirada que me dijo que este no era el momento.

—Vete... —de un instante a otro, Rashad cortó con nuestras miradas y posicionó sus ojos en Nabu, a quien dirigió sus palabras desde un inicio—. Déjame a solas con ella, y no permitas que nadie interrumpa en mi salón...

No escuché una respuesta en Nabu, pero por el rabillo del ojo, vi un asentimiento de su parte y sus pasos detrás de mí, comprobaron que se estaba yendo del lugar.

Ahora éramos solo él y yo... en medio de este gran salón.

—Acércate... —escuchar su voz tan personal solo hizo que me estremeciera, y dando un asentimiento pequeño, tomé mi vestido solo para evidenciar que tenía el vestido embarrado.

Pasé un trago, y caminé de forma lenta.

Había algo diferente en el ambiente que me estaba colocando bastante nerviosa. No sabía por qué, pero estaba segura de que lo que iba a pasar en este salón, no iba a gustarme en lo más mínimo.

En medio de mi caminata, a un metro de su distancia, lo vi levantar la palma para que me detuviera, como si de cierta forma necesitara una distancia entre nosotros.

Pude detallar las heridas débiles en su rostro. Sus labios partidos, y sus ojos... algo hinchados. Pero algo hizo que entre cerrara mi mirada, y eso, fueron sus ojos rojos.

Rashad volvió a detallar mi vestido sucio y luego me apresuré en abrir mis labios sin tener una explicación suave para decirle.

—Yo... estaba...

—Sé dónde estabas... —él interrumpió mientras su mandíbula estaba apretada—. ¿Por qué fuiste allá?

Su voz era plana... como si no tuviera emoción en ella. Ni siquiera la sombra de su acostumbrado enojo.

—Necesitaba respuestas...

—¿Y las has obtenido? —asentí lentamente.

Pude notar una risa burlesca en su rostro, mientras se colocó de pie como si estuviera haciendo una contra fuerza con él mismo. Se acercó dos pasos a mí intentando llevar su mano a mi rostro, pero no alcanzó a tocarme porque se retiró de inmediato.

Sin embargo, mis ojos se cerraron de golpe, cuando sentí su aliento en mi rostro.

—Hadassa... abre los ojos... —de forma suave, abrí mis ojos mientras mi mirada se fue directamente a sus dos manos que ahora estaban haciendo que limpiaba su rostro, como si estuviese preocupado.

No sé en qué momento vi como a un lado de su muñeca tenía dos letras lo suficientemente grandes como para que me quedara prendada en ellas.

Decía "HA" y después de que supe que este símbolo de tinta era reciente, mi corazón comenzó a palpitar duramente en mi garganta.

—¿Tú...? —intenté preguntar, pero cuando él se dio cuenta de mi observación, bajó la mano mientras me mostró su rostro duro.

—Saldrás de este palacio en unas horas...

UN REY PERVERSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora