CAPÍTULO 19

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Hadassa.

ELECCIÓN...

Las compuertas del palacio estaban cerradas, las doncellas y yo estábamos detrás de ella escuchando la música, los gritos, y la emoción que se podía sentir en el ambiente.

Isbal me había dicho que el rey salía del palacio casi desnudo para demostrarle a sus dioses que no era nada sin su poder, su cuerpo estaba siendo adornado por cadenas de oro, mientras que a su alrededor se regaba una ofrenda de flores entretanto caminaba por todo el arenal, y la guardia controlaba la gente.

También había un ritual del inicio, y di gracias mentalmente porque estaba aquí con las doncellas y no poder presenciar dicho acontecimiento.

Pude notar el rostro de las mujeres, parecían felices, estaban extasiadas siquiera de que el pueblo las mirara y supieran que ellas estarían delante del gran Rashad, y que en poco tiempo una de ellas, sería su mujer.

Una punzada aguda vino a golpear mi estómago y pecho, cuando las puertas fueron abiertas y un gran cuerno fue tocado haciendo que mi corazón vibrara.

Arreglé rápidamente a las doncellas y luego les indiqué que caminaran muy lento, y con obediencia comenzaron su marcha en fila en el orden que las coloqué.

Isbal...

Dana...

Betsabé...

En cuanto Betsabé comenzó a caminar, me ordené a mí misma avanzar de forma lenta mientras alcé mi frente lo más que pude.

Las ovaciones fueron en aumento, mientras los poros de mi piel se estremecieron.

Todo estaba bellamente decorado, las flores y los pétalos caían por doquier, hasta que, en un momento, todos hicieron silencio y las mujeres se frenaron en seco.

Giré a todas partes para saber qué pasaba, pero al instante noté que uno a uno de la muchedumbre, e incluso las doncellas delante de mí, comenzaron a inclinarse, y haciendo una reverencia.

Fue como una ola, allí cada uno de los presentes estaba venerado al mismo Rashad, que estaba de pie en los escalones altos, esos mismos donde fui entregada por los malhechores el primer día que llegué a este lugar.

Desde mi distancia, vi como algunas partes de su cuerpo estaban manchadas, y deduje que era producto de los sacrificios que se habían hecho antes de que yo saliera.

—¿Qué estás haciendo? —alguien me preguntó cerca, y para ese entonces me di cuenta de que era la única persona que seguía de pie a excepción del mismo Rashad.

Pero no podía inclinarme a nadie, no a menos que fuera mi Dios...

Pude sentir su mortal mirada desde lejos, y luego lo vi hacer un ademán para que todos se levantaran con rapidez, haciendo caso omiso a mi impertinencia entre la gente.

Mi pecho estaba agitado, y solo pude apretar mis dedos en un puño para amortiguar esta sensación devastadora. Las doncellas reanudaron la caminata y cuando vi que Betsabé ya había hecho una distancia para conmigo, comencé a caminar adentrándome a la fila.

Los segundos pasaron lento, las miradas eras cada vez más sofocantes, y esa fila en la que me encontraba, de un momento a otro, se detuvo.

Una oleada de aplausos procedió por todo el lugar y luego vi como Isbal, Dana y Betsabé se juntaron para hacer una línea recta delante de Rashad.

Llegué al lugar donde ellas estaban, y me quedé a un metro o dos de distancia, mientras comenzaba a alzar la vista y detallar al hombre, que sí, en evidencia, estaba casi desnudo.

UN REY PERVERSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora