Diario: décima página

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NOTA DE LA AUTORA: El archivo original tiene partes tachadas que Wattpad no pone, por eso las verás subrayadas, imagina que están tachadas.

Despertarse con un orgasmo no está nada mal, aunque eso me lleva a plantearme varias cosas. ¿Acaso hay tan poco placer en mi vida que mi cuerpo me lo recompensa en sueños? Porque sí, ha sido un éxtasis ocasionado por la propia inconsciencia. Y el sueño que me arrastró a tal cosa ha sido una auténtica majadería que me hace cuestionarme mi cordura.

En mi fantasía estaba con Cally y nos estábamos besando. Cuando la cosa subió de temperatura, era Cian quien me acariciaba, pero no fue él quien concluyó la faena, sino Senén. Es hasta gracioso. Pena que no me provoque ni la más mínima carcajada.

Echo de menos a Calha, tanto que a veces me sorprendo de la desesperación que me acompaña por este tema. ¿Cuánto tiempo estuvo en mi vida? ¿Un par de semanas? A lo sumo un mes, pero ha calado en mí de una manera única e irrepetible. Me asustaba tanto iniciar cualquier cosa con ella, que ahora que ya no puede ser, me cuestiono por qué era relevante no hacerlo. Así es más fácil. Ya no tendré que preocuparme de los comentarios malintencionados, las miradas No la he contactado, quizá por vergüenza, por que me rechace, por saber que ha cambiado de número y que ni esa posibilidad tengo de hablar con ella. El caso es que solo tengo los recuerdos y alguna que otra fotografía que nos hicimos en nuestra odisea con el cuadro de Cian.

Y Cian... Bueno, pensé que había regresado a mi vida para quedarse, pero tal vez lancé demasiadas campanas al vuelo. Ahora ya no sé si lo he de llamar ex mejor amigo, amigo o conocido. Tal vez ni siquiera lo anteriormente citado.

Nuestra relación siempre fue fácil de llevar, sincera (aunque no del todo como ya descubrí y por ambas partes), real. Desde que nos sinceramos con respecto a nuestros sentimientos todo se ha ido a pique. Hemos discutido en este último año lo que no discutimos en el total de nuestra amistad. Nos hemos fallado como nunca y nos hemos hecho tantísimo daño sin que esa fuese nuestra intención. Toda la comprensión que nos teníamos, todo nuestro conocimiento sobre el otro, nuestros buenos propósitos se han quedado en un capítulo atrás. Sé que lo quise, y mucho. Pero ¿ahora lo hago? Lo quiero y siempre lo querré. ¡Es absurdo cuestionarme eso! Da igual de qué forma lo haga, porque mis deseos para él siempre vana ser buenos. No obstante, desde que ya no está, mi estrés se ha disparado. No por su ausencia, pero sí por sentir que no he hecho las cosas bien. La conciencia me remuerde. Y no sé ni si debería ser así.

Mis atracones con la comida han vuelto, y mi sensación de presión y asfixia también; los pensamientos negativos me acompañan allí donde vaya y vuelvo a debatirme lo que en su día dejé zanjado. El cansancio ha regresado y los mareos y el tic nervioso también. Me esfuerzo por no darle la relevancia insana que buscan en mi cerebro, pero la inseguridad ya hace mella de nuevo.

Lea me repite que la terapia no hará que solo haya días buenos, que tendré mis recaídas y que los días malos son parte del proceso, pero que el malestar no es igual y que debo permitirme sentir tanto lo bueno como lo malo, sobre todo lo malo he de dejarlo fluir. Aunque todo mi ser rechaza ese estado. Me percibo tan fracasada en los días tristes, tan perdida, tan inútil, tan débil.

¿Es que acaso necesito a Cian en mi vida para estar bien? La simple contemplación de este hecho me atemoriza. ¿Dependo de los demás para mi bienestar?

Mi psicóloga me ha asegurado que cómo se tomen el resto las cosas cuando establezco un límite es problema de ellos, no mío. Si algo me hace sentir bien ¿por qué no hacerlo? ¿Por qué permitir que los demás decidan por mí? Y al parecer eso hice con Cian. Acostarme con Senén no fue algo promovido por la venganza ni nada por el estilo, y tampoco lo hice con intención de herirlo, pero acabé haciendo todo eso y más. Lea me recalca que que beba no es mi responsabilidad, pero no lo siento así. Podría haberle respondido a un solo mensaje para que supiera que nada malo me había pasado y no se escudara en el alcohol. Tal vez ahora que ya no me habla abandone ese vicio. Tal vez Dylan lo ayude. Tal vez la chica de la fiesta lo apoye como yo ya no soy capaz de hacer. Tal vez... Él sea feliz sin mí y yo vea su vida de lejos, preguntándome qué no debería haber hecho para perderle. O qué debería haber hecho.

Mis colores se van con él. Porque sí. Siento que lo más bello de mi vida se marcha con su persona. Lo que yo albergo emana oscuridad, y Cian es una luz tan pura que lo corrompo.

Me odio tanto...

Odio que me mostrara lo bueno que puede ofrecerme la vida. Lo detesto.

Odio a Calha. Me prometió que lucharía por mí, pero a la hora dela verdad nadie lo hace.

Los odio a todos. ¿Por qué nadie me quiere? Nadie me quiere.

No valgo nada. Me merezco todo lo malo que me pase.

No me merezco tanto sufrimiento. ¡Soy buena! Espero serlo.

Solo he de seguir luchando.

Yo puedo.

Yo, puedo.

No me rendiré. YO PUEDO. YO PUEDO. YO PUEDO.

Joder, espero poder. 

Hola hola.

Menuda lucha interna tiene nuestra Venec. Se cuestiona hasta si es buena persona por haber cedido a sus deseos. ¿Creéis que es justo que Cian se ponga así con ella? ¿Vosotros que consejo le daríais? ¿En verdad es mala?

Veréis que en esta ocasión añado partes tachadas. He querido hacer más patente su lucha, y el miedo que la acompaña serían los tachones. Lo que el miedo le grita y le aconseja.

Os dejo la imagen de cómo me  imagino a Venec. Es una idea aproximada y de nuevo creada por IA.

Os leo.

Los colores que olvidéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora