336 días después...
Ya hace un año que mi querido amigo Cian se marchó de misionero a Uganda. ¡Estoy deseando volver a verlo y tocarlo! Recuerdo cuando pilló una simple gripe en agosto, que se le complicó, y llegamos a pensar que había pillado el Ébola. Que me disculpen los ugandeses, pero quiero a mi amigo aquí y fuera de peligro.
Todo ha cambiado mucho en este tiempo. La ciudad de Lancara se ha expandido y ahora tiene más edificaciones y más turismo que antes. Puede que cierta empresa que yo regento haya tenido bastante que ver. Vernáculo ya es mundialmente conocida y un referente para los artistas de verdad y con talento, no los tiktokers y los youtubers de moda. ¡Me dan urticaria los influencers! A ver, que sí, que algunos de ellos han sido claves para dar a conocer a nuestros clientes, pero para mí son como una ETS, ¡cuanto más lejos mejor! Esa clase de farándula sigue sin irme. ¡Hay cosas que no cambian! Y mi aversión por la opinión popular en redes sociales sigue ahí, a pesar de que la use para mis propósitos empresariales.
Vernáculo ha triplicado su plantilla y nos hemos expandido fuera de Lancara. Para sorpresa de todos, hemos tenido que replicarnos en México, Colombia y, ¡flipa! Reino Unido. De hecho, Cirio se ha ido hace seis meses para enseñar el funcionamiento de nuestra compañía y sus valores en México; luego seguirá en Colombia. En principio, esto es temporal, pero es posible que si regresa a Lancara tenga que hacer viajes para supervisar todo cada poco. En alguno, lo tendré que acompañar, pero la sede está aquí. Gracias a su ayuda, me he animado a retomar los estudios, aunque en otro centro y de manera semipresencial. Por fortuna, los compañeros y los profesores son muy distintos de mi antiguo centro, y asisto con verdadera ilusión.
En Londres están Megan y Zénnit, quienes llevan con una relación estable desde las Navidades del año pasado. En su caso sí que dudo mucho que vuelvan, puesto que están reiniciando su vida allí y viven juntos; la pequeña Ady adora a Zénnit. Lo lógico hubiese sido que fuesen Calha y Jacob los que acabasen allí, porque ambos ya conocen la ciudad, pero ninguno quiere irse de aquí, y yo tampoco quiero que lo hagan. Y más desde que han soltado el bombazo de que ella está embarazada de gemelos. ¡Esta chica va con todo! La noticia ha provocado un cambio repentino en el pensar de los padres Ónix, quienes han querido una boda relámpago para evitar el escándalo. No creo que lo puedan evitar (si es que lo hay), porque Cally está ya de cinco meses y tiene una barriga como de siete. Sí, siguen sin saber que ninguno vive realmente en pecado porque ya están casados. Es el secreto mejor guardado de la ciudad. ¡Mañana es la boda oficial!
En cuanto a mí... Mi vida ha dado un giro de ciento ochenta grados. Hace tres meses que he dejado la medicación para la ansiedad y he abandonado mis citas psiquiátricas. Adrián ha sido un gran profesional conmigo, pero sabe que no voy a echar de menos tener que visitarlo. A las que sí que sigo acudiendo son a mis citas psicológicas con Lea. No porque realmente sean necesarias como cuando empecé, pero a veces necesito una pequeña puesta a punto y una persona que me dé perspectiva de las rutinas y los agobios.
Sigo sola desde aquel día en que me separé de ambos, aunque con mis aventurillas, pero he hecho un gran descubrimiento. ¡Me gusta estar sola! ¡Sí, yo! Tanto tiempo temiéndolo y resulta que lo que me gusta es ir a mi aire, que me den mi espacio y no estar más pendiente de otra persona que de mí. ¿Suena mal? ¡A mí no!
En este tiempo de conocerme a mí misma, he aclarado muchas dudas. No, no tengo todas las respuestas, pero sé lo que quiero. Atrás quedó ese miedo de decepcionar a los demás o temer decir lo que pienso o no me gusta. No puedo decir que esto lo lograra sola, porque he tenido mucho apoyo de mis dos inseparable amigos: Caleb y Nerón.
Caleb ha sido esa relación sana de amistad que nunca he tenido. No porque Cian haya sido nocivo para mí, sino porque siempre fuimos ese algo más que ponía la distinción entre simples amigos y pareja. Además Cab, como lo llama Cally (sí, no ha dejado esa costumbre suya), ha sido el sustituto perfecto de Cirio en Vernáculo. ¿Amigo fuera y compañero de trabajo es posible? Desde luego. Él, Calha y yo somos la cara visible de Vernáculo en Lancara. Creo que el resto de la plantilla nos llama algo así como Los tres mosqueteros. No he indagado mucho en el porqué, supongo que porque somos infalibles cuando nos juntamos. Tampoco hemos abandonado nuestra rutina de los jueves (el viernes son las presentaciones) en Cántale, local que se ha convertido en una referencia para los artistas, ya que saben que mi amigo y yo captamos ahí. Esas noches son claves para que olvide todo y me desahogue; a veces se nos unen Calha y Jake.
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Los colores que olvidé
ChickLitVenec es una joven de dieciocho años que busca abrirse camino como artista. Su sueño se ve truncado por sus problemas de ansiedad, que lleva arrastrando desde hace un par de años. En uno de sus ataques de pánico conoce a Senén, un psiquiatra muy apu...