Diario: decimotercera página

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No duermo. Mi cabeza es un compendio de temas sin resolver. De soluciones poco prácticas e idealismos baratos que no van a ninguna parte. En un mundo perfecto, o mejor dicho el de mis fantasías, yo tendría claro a quien querer.

Esto me está atormentando. ¡Joder, que llevo así cinco días! No son muchos, en teoría. Pero supongo que si estás esperando una respuesta que se dilata en el tiempo, como poco te mosquea.

Sigo resentida con Senén, por algún absurdo motivo que no dilucido. Creo que es porque tengo miedo de que me vuelva a negar, de que sus sentimientos pasen a un segundo plano si le vuelve a entrar el canguelo. No estoy siendo justa, lo sé. Yo mejor que nadie sé lo que es ser una achicada. Sin embargo, quiero que él compense mis carencias (sigue sin ser justo, lo sé), deseo que sea lo que yo no soy para sentirme segura. Y en teoría lo es, ¿no? Le echó pelotas delante de Calha, a pesar de que me dijo que ella era su debilidad. ¿Por qué no me vale? ¿Por qué busco pegas?

Con Cian tampoco hablo. Me levanto decidida a enviarle un mensaje todos los días. Un simple hola que escribo y borro unas veinte veces. Él hace lo mismo. Siempre veo «escribiendo» cuando entro al chat, pero jamás envía nada. Esta acción se repite a la noche por parte de ambos. ¿Qué nos pasa?Temo por nuestra amistad. Porque esto eche al garete un cariño infinito que se ha ido forjando en lo que es toda nuestra vida. No quiero perderlo, pero siento que lo hago. No tengo ánimo de faltar a la verdad, no con él, pero esta se me escurre en las narices.

¡No soporto esto!

Lo peor es que la presión en mi pecho ha vuelto a hacer acto de presencia y es como si el oxígeno no me llegara por completo. Me dan palpitaciones en distintas zonas del pecho y el estómago y temo recaer en el pánico absoluto. Apenas hay entretenimiento en mi vida que me saque de esta espiral de desasosiego. Necesito encontrar la respuesta. Y en esta búsqueda de ella, mi angustia crece. Este tema se ha convertido en una obsesión que solventar, en una situación que quiero controlar y no puedo. Ellos no me esperarán eternamente, y yo estoy tan perdida como al principio.

¿Cómo me he acabado pillando de Senén? ¿Por qué ha aparecido en mi vida? Su presencia no me hacía falta. Intenté evitarlo a toda costa. Si hasta me repelía tenerlo cerca, y de pronto todo cambió. Si no se hubiese inmiscuido en mi vida, yo solo estaría... Bueno, a saber cómo estaría, la verdad. ¿Habría llegado a buscar a Cian como lo hice? ¿Cian estaría en mi vida tan siquiera? El maldito psiquiatra trajo muchas cosas buenas con él. Me trajo amistades, experiencias, reflexiones... A él. Si cierro los ojos brevemente lo puede sentir abrazándome, abrasando mi piel con su presencia. Haciéndome delirar por necesitar rozarlo, besarlo, y querer descubrir el mundo con él. No obstante, si los cierro otra vez, estoy al lado de mi amigo de la infancia riendo y sintiéndome en paz conmigo mismo y con el entorno. Sabiendo que no hay prisa por nada si estoy a su lado, porque todo lo podré realizar.

¡Menuda mierda! ¡Sigo igual de extraviada que una brújula estropeada! Escribir no funciona. ¿Qué voy a hacer?

Los colores que olvidéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora