[margaritas] - JinNam©

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¿Estás seguro, Namjoon? Es una decisión muy difícil, más si no has hablado con tu familia... - trató de calmar Hari, sosteniendo al joven por los hombros

Sabía que algo andaba mal cuando esa mañana, el omega llegó llorando a la oficina, explicando todo lo que pasó con la extraña mujer. También, sabían que algo andaba entorno a ella, pues la mujer permanecía en el pueblo como invitada de la familia Kim y el líder actual.

No puedo, no puedo más con esto, menos si mi pequeño sufrirá consecuencias... No tengo miedo, lo haré... - apretó en sus manos el borde de su abrigo, con una expresión enojada - mi padre pensó que me compensaría con dinero... Claro, porque no soy nada, porque no les sirvo...

No digas eso, Nam. Por favor, dentro de poco se darán de cuenta de tu valor... Más por este pequeño que viene en camino - Kihyuk, puso una mano sobre el abdomen de Namjoon, viéndolo a los ojos mientras aguantaba las lágrimas - Hari, debemos ayudarlo...

Lo haré, sin duda... Pero Namjoon debe pensarlo muy bien - se cruzó de brazos, recostandose en el escritorio - ¿Estás decidido? ¿Seguro por completo?

Toda mi vida, desde que me presenté, no he sido más que una marioneta... No seré nada más por el resto de mi vida, solo un peón con el que harán lo que quieran... No quiero eso para mí bebé, él no tiene la culpa ni es responsable de nada... Al menos, no estaré solo al irme... - habló, conteniendo un sollozo

Hari asintió, viendo la difícil situación en la que se encontraba el joven - si es así, entonces escucha lo que haremos...

Namjoon estaba decidido a salir de esa manada.

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Durante la siguiente semana, igual a la anteriores, salió con sus amigos fingiendo que estaba bien, disfrutando de tiempo con ellos antes de partir. Se sentía egoísta, pero no sabía exactamente porque. No estaba haciendo nada, nada que involucrara decisiones importantes de la manada, además estaba abandonado por su familia.

Sus días, ahora en vacaciones, se resumieron en ir y venir de la oficina, sacando poco a poco cosas importantes de su casa, pues aunque a nadie le importaba poner mucha a atención en él, no quería sospechas de que huyó como un cobarde.

Tenía el dinero el efectivo, su ropa, recuerdos y nada más que un bolso de viaje, regalo de los señores Kim para irse a la ciudad muy temprano en la mañana, todo calculado para no ser atrapado en la salida de la manada.

Además, había estado revisando su salud y el estado del pequeño que crecía lentamente en su interior.

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ESTE CAP ES CORTO, PORQUE LOS SIGUIENTES SE VIENEN FUERTES, GENTE. PREPÁRENSE, AGARRENSE DE LA SILLA