Capítulo 34

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Estabas medio adormilada aún, pero tenías a la pequeña Nora bebiendo de tu pecho tranquilamente. No te imaginabas que te sentirías así al verla, era adorable y diminuta, te daban ganas de protegerla y cuidarla.

Merle estaba tumbado al lado tuyo, no sé habia despegado de tí ni un momento, estaba esperando a que Nora terminara de comer para llevársela y que pudieras descansar. ¡Qué demonios! Quería volver a tenerla en los brazos.

—Mi turno— Quito a tú bebé de tus brazos nada más se despegó de tu pecho, para mecerla y caminar por la habitación con ella.

—¡Oye!— Reprochaste— A ver si cuando te despierte llorando a las tres de la mañana tienes ese entusiasmo— Ambos estaban en ese momento de fascinación y la verdad, no querían compartirla.

—¿No es tan preciosa?—Ignoro tú comentario— Nunca pensé que tendría una hija— Comento tomando la manita de Nora— Hola Nora, ¿sabes quién soy? Tú padre— Le habló.

—Merle, ¿me la devuelves?— Hiciste un puchero, no era justo que él la tuviera tanto rato.

—Debes descansar— Dijo sin mirarte, su atención estaba toda en la bebé— Cuando estés mejor muñeca, yo la cuido mientras— Te rendiste, tenía razón, en parte.

—Esta bien, ¡ten cuidado, solo es un bebé!— Le advertiste antes de colocarte en posición de dormir.

—Ya lo sé, tendré cuidado— Dijo ofendido, él también había leído libros de paternidad— Voy a enseñarle la casa.

Salió de la habitación.

—Pero Sí no ve aun...— Ya no podía escucharte, sonreíste. No te lo imaginabas tan emocionado con ver a su pequeña.— En fin.

Cerraste los ojos, te merecías al menos 12  horas de sueño.

•••

—Dejame cogerla— Dijo Jonh a Merle, quién apareció por el salón, tenía a la pequeña envuelta en cobijas y con un adorable pijamita amarillo.— Por favor— Incluso se rebajo a suplicarle.

—No, ni de coña— Se aparto de Jonh como si él tuviera el sida o algo así.

—Venga ya, solo un momento, he atendido el parto, he trabajado en tú huerto— Insistió frustrado.

Merle se lo pensó un momento, aunque lo odiase debía de ser justo. Al menos unos segundos.

—Esta bien— Le entrego a la bebé, Jonh sonrió feliz y lo sostenió gustosamente.

—Hola Nora, bienvenida al mundo, GuGu Tata Nora— Hablo con voz infantil y luego hizo caras para hacerla reír, Nora solo ladeo la cabeza en silencio y empezó a llorar.

—¡Suficiente!— Este la volvió a cargar— Primera y última vez que tocas a mi hija— Advirtió Merle mientras mecia a la pequeña para que dejara de llorar. Esta se calmo a los segundos.

—Oh vamos, Alejandra no estará de acuerdo— Dijo el castaño antes de salir de la casa, dando un portazo.

Eso a Merle le molestó y si no fuera porque tenía un bebé en brazos iría tras él a callarle la boca. Pero esta vez decidió ignorarlo.

—Bien hecho princesa, cada vez que ese imbécil se acerque a tí, tienes que llorar, así papá vendrá y le partiría la cara— Dijo alzándola ligeramente, Nora río y con sus manitas intentó tocar la cara de Merle, alcanzando a tirarle de la oreja.

—Auch, suelta a papá ¿quieres?— Carcageo y se dirigió a la cocina. Donde encontró a Daryl sentado con sus flechas.
—Y esta es Darylina, hace unos días casi lo mato por a querer acercarse de más a tu mamá, pero ella dice que ya le pidió perdón— Puso a la pequeña a la altura de Daryl, este sonrió y la saludo con una mano.

—En realidad es Daryl, tú tío, un placer— Tomo la manita de Nora y la movió de arriba abajo a modo de saludo.

—Si bueno, ya no puedo estar enfadado con él, tiene que hacerte de niñera— Comento Merle desinteresado.

—¿¡Niñera!?— Cuestionó Daryl, él no sabía nada de críos— Merle, yo no tengo ni idea de niños.

—Yo tampoco hasta hace dos semanas, aprendes, además, me lo debes por andar de vicioso con mi mujer— Daryl bufo ante eso pero asíntio con la cabeza.

—¿Puedo?— Alzo las manos a la bebé.

Merle se la entendió e indico como debía cogerla.

Daryl sintió ternura pos su sobrina, una que jamas imagino que tendría.

—Entonces el legado Dixon continúa, pensé que moriría con nosotros— Se sincero Daryl.

—Meh, yo también lo pensaba, pero eso parece, ¿Verdad Nora?, Nora Dixon.— Y decir eso le hizo pensar en algo parecido, Alejandra Dixon. Tenía los anillos guardados desde hacia mucho tiempo, pero con tanto lío, medio que le olvidó. ¿Tal vez sería un buen momento?

—Lamento lo que pasó con Alejandra, hermano, te aseguro, que no tienes que preocuparte por mí, yo de ti vigilaría al otro— advirtió el menor, la pequeña tiro de su cabello y empezó a reír de sus muecas de dolor.—Te gusta eso ¿eh?— Daryl agitó su cabello para que lo soltara pero Nora aprovecho para agarra dos mechones con ambas manos.— Igualita al padre, le gusta ver sufrir a los demás— Bromeó.

—Eso espero — Merle volvió a tomarla, está se acurruco en sus brazos y empezó a cerrar los ojos— ¿tendrá sueño?

Daryl alzó los hombros en señal de no saberlo.

Merle subió a vuestro cuarto donde al lado de vuestra cama había una pequeña cuna. Espero a que se durmiera en sus brazos y la dejo en la cunita, con una toalla enrolla en su espalda. Así le habías dicho que tenía que hacerse, para que los bebés no se murieran ahogados por su propio vómito. Vaya que eran delicados, pensó.

La dejo ahí dormida y bajo a la habitación de abajo donde te encontrabas descansando.

—¿Ale?

—Mmmh— Acababas de despertar antes de que entrara.— ¿Y Nora?—Te preocupaste al no verla en sus manos.

—Durmiendo.

—La colocaste de lado.

—Sí.

—¿Con la toalla?

—¡Qué sí!

Suspiraste aliviada, te sentías más descansada. Pero Jonh te advirtió que necesitabas unos días en cama, que no se te ocurriera levantarte aún. La falta de epidural y de recursos necesitaban cuidados más precavidos.

—¿Te llevo a nuestra habitación? Ahí está durmiendo Nora— Merle hizo ademán de levantarte.

—Por favor— te dejaste cargar gustosa— Por cierto, en serio muchas gracias por la morfina, si no fuera por eso, creo que no habría podido sorportatlo— Abrazaste sus hombros y dejaste mil besos es su cara.

—Ser un drogadicto me sirvió de algo después de todo—Te devolvió los besos en tu cuello y hombros mientras te recostaba en la cama.

Desde la cama podías ver a Nora descansar plácidamente en su camita. Merle se acostó a tu lado abrazándote por detrás para observarla también.

—Ahora me toca trabajar en el huerto, mientras tú la cuidas un tiempo— dejaste salir de la nada.

—¿Eh?¿Y eso a cuento de que?— Cuestionó.

— Bueno me gustaría recuperar mi forma.

—Pero si estás perfecta.

—Llevo nueve meses comiendo dulces y chocolatinas sin parar y ni hablar de los antojos, quiero volver a sentirme guapa y sexy~~— Canturreaste estirándote en la cama.


—No te hace falta preciosa ¿Para quién quieres verte sexy? ¿Para eso imbéciles?— bufaste, nunca se cansa de ser celoso, pensate.

— Para tí y para mí obviamente y para que te tengan envidia~~— Dijiste sin darle importancia, era un caso perdido.

Merle DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora