Capitulo 1.

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La verdad es que no sabias muy bien como conducir una moto. Fue el único vehículo que encontraste fácilmente funcional. Mas o menos te las arreglaste para conducir hasta una ciudad llamada Atlanta, casi te chocaste un par de veces pero afortunadamente no paso nada.

Estacionaste la moto en un callejón donde no habían caminantes. La ciudad estaba infestada de ellos, estaban por todas partes. Pero eso era bueno, para ti claro. Suponiendo que todos los habitantes se habían transformado nada mas todo empezó, seguro que habían mucha comida sin tocar en las casas y apartamentos.

Te dirigiste cautelosamente a un edificio matando a todos los "bichos" que te encontrabas, con tu machete, claro, no querías hacer ruido. Te metiste en varios apartamentos y te llevaste lo que mas te gustaba de cada uno. Tomaste un descanso mientras comías algo de chocolate que encontraste.

Exploraste la ciudad un poco mas entraste a varios edificios. Mataste a demasiados caminantes en el proceso. No es que fueses increíblemente fuerte ni valiente simplemente ibas con cuidado.

Decidiste ir a un ultimo edificio, en la parte baja tenia una tienda de ropa. La tuya estaba llena de sangre así que te vendría bien. Lo único que encontraste limpio fue unos pantalones vaqueros que te llegaban hasta las rodillas, te apretaban un poco. También una camiseta de tirantes negra muy simple y apretada. Se te veía el escote y no es por nada pero tenias un muy buen cuerpo. Peor no te relacionabas con nadie así que daba igual.

Fuiste por una puerta y subiste las estrechas escaleras que habían. Escuchaste gruñidos en la parte mas alta. Fuiste hasta ellos. Estaban forcejeando contra una puerta de metal que tenia un candado. Pero pudiste distinguir entre todo el ruido que hacían a alguien con una voz un poco rasposa gritando "JODER","HIJOS DE PUTA" y mas insultos que no pudiste diferenciar.

Sacaste tu machete y mataste uno a uno a la casi docena que había. Los últimos dos se te acercaron demasiado y te tiraron escaleras abajo. Sola caiste unos cuatro escalones antes de sacar tu pistola y matarlos a tiempo.

Afortunadamente no te habías lastimado, te dolía un poco el costado pero nada más. Fuiste hacia la puerta de nuevo. Había alguien ahí, hacia meses que no veías a una persona viva. Incluso te pusiste feliz. Seguramente escucho los disparos y por eso ahora no se le oía gritar. Estaba en completo silencio.

—¡¿Hay alguien ahí?!— Escuchaste la voz de lo que claramente era de un hombre. No respondiste.
—Se que estas ahí, he escuchado disparos.— te quedaste en silencio.

Había alguien ahí, tal vez atrapado, ¿alguien lo había encerrado? El candado solo se podía abrir por fuera.

—¿E-estas solo?— Preguntaste intentando sonar lo mas neutral posible.

—¡Si!— Dijo fastidiado.

Suspiraste y volviste a sacar tu pistola y apuntaste al candado. Disparaste y este se rompió. Abriste la puerta lentamente y pudiste ver al hombre, bastante mas mayor que tu.

En una mano tenia una pequeña cierra y la otra estaba esposada a una pequeña barra de metal. En esa mano tenia un pequeño corte en la muñeca, parecía que quería cortarse la mano para escapar.

—Joder— Dijo el al verte.

—¡Wow! ¿Estas bien?.

—¿Me vez con pinta de estar bien, niña?— ¿Niña? Ya empezamos.

Caminaste a su alrededor y lo observaste con curiosidad.

—Me ayudas o que—Dijo el irónicamente.

—¿Por que estas aquí?— Preguntaste desconfiada.

—¡Oh vamos! Sácame de aquí.

—bueno— Te acercaste a el y miraste el corte de su muñeca—¿ibas ha cortarte la mano?– tocaste la pequeña cadena de las esposas y las observaste. El había intentado cortarla pero la sierra no era lo suficientemente fuerte.

—aja— Solo dijo eso, parecía cansado, agotado de echó. ¿Cuanto tiempo llevaría ahí?.

Sacaste una horquilla de tu cabello y procediste a abrir las esposas tardaste unos segundos pero al final escuchase el "clik" de la cerradura al abrirse.

El hombre solo bufo aliviado y te miro alzando las cejas.

—Ya esta, por cierto ¿cómo te llamas?.

—Merle, ¿y tu preciosa?— Viste como se levanto y estiro los brazos y piernas.

—Soy Alejandra— Ambos estabais de pie frente al otro, miraste el cielo, empezaba a atardecer.
—Bueno, tienes un grupo supongo, o no... Buena suerte— te diste la vuelta para irte.

—¡Eh!, ¿a donde coño vas? Yo no tengo un grupo, ¿tu? ¿Como has llegado aquí? ¿Te envío alguien?— Lo miraste confundida.

—No, yo estoy sola, y hace meses que no veía a nadie— Lu miraste culpable. Si no tenía a donde ir y lo habían deja a su suerte esposado aquí, no deberías hacer lo mismo que ellos. Te lo pensaste bien. Era un hombre bastante fuerte y grande podría hacerte cualquier cosa.

—¿Y... No pensaras dejarme aquí?— Se rio y alzo sus cejas arrogante. Era un sujeto extraño.

—emm...—Lo tanteaste en tu mente— no, si quieres puedes venir conmigo.— Ofreciste no muy convencida.

—Pues vamos a que esperas— Camino hacia la puerta, antes de llegar se dio la vuelta y extendió la mano hacia ti. —Necesito un arma.

—ha, claro— Te sorprendió la forma tan demandante con la que hablo contigo. Le diste tu pistola ya que te las arreglabas mejor solo con el machete.

Llegasteis a la planta baja y os ocupasteis tras un mostrador, los bichos se encontraban repartidos por el exterior.

—¿en que has venido guapa? ¿En coche? ¿Andando? Eso lo dudo—Dijo Merle.

—No, en moto, aunque no creo que podamos volver en ella, no se conducirla muy bien...—Habías pasado tanto tiempo sin hablar con un humano que te ponías nerviosa al hablar.

—Joder, de puta madre, te ha tocado la lotería— Lo miraste esperando a que se explique— Yo conduzco nena.

Fuisteis hacia la moto. Merle fue delante de ti en todo momento. Como si ahora el fuera una especie de "líder" o algo, ja ja.

Merle DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora