Merle revisaba por tercera ves sus trampas. Y era la tercera vez que no encontraba nada en ninguna, ya empezaba a frustrarse.
En realidad no quería volver a la cabaña/casa, después de lo que le dijo a Alejandra se sentía un "marica" de mierda, según el.
No podía quedarse callado ¿verdad?. ¿Como iba a mirarle a los ojos? Su orgullo no le permitía pedirte perdón. Quería seguir teniendo sexo contigo, verla prepararle la comida, hacerte reír y sabia que no te lo tomarías a la ligera.
•••
Guardabas ropa y comida en una espaciosa mochila, con algo de rabia ya que te molestaba bastante tener que irte del lugar que tu habías encontrado. Pero tenias que ser rápida, antes de que Merle llegase deberías estar lejos del lugar.
Esa seria la última vez que metías ha alguien más en tu vida. Las personas solo se hacían daño entre sí. Antes y ahora también.
Saliste de la cabaña, fuiste a la carretera en sentido contrario a la ciudad. Empezaste ha caminar, hacia delante, siempre, buscando un coche o moto funcional.
•••
Merle volvió en la madrugada, cansado, solo quería verte dormir en la cama y recostarse a tu lado.
Pero llego a la habitación que ambos compartían y...
No estabas, eran las dos de la madrugada. Tu nunca estabas despierta a esa hora. Pero tu cuerpo no descansaba sobre la cama.
Bajo las escaleras corriendo, casi se cae. Solo para confirmarse a si mismo el echo de tal vez, estuvieses en el sofá, pero tampoco estabas. Ni en la cocina o despensa.
Volvió a subir las escaleras como antes, y sin importar que, abrió violentamente la puerta del baño.
Solo se encontrón con la oscuridad y el silencio de la noche, el cual empezó a ser molesto.
Desesperado, volvió a mirar en toda la casa unas tres veces, con la esperanza de que su mente le este jugando una mala pasada. Pero no, definitivamente no estabas, en ninguna parte.
Y cuando Merle acepto eso, empezó a caminar de un laso a otro, murmurando cosas sin sentido, agarrándose la cabeza con ambas manos. Empezó a hiperventilar, su corazón se acelero y mil posibilidades pasaron por su cabeza.
Trataba de evitar esa posibilidad, quería pensar en otro motivo. Pero era obvio y lo confirmo cuando abrió el armario y lo único guardarropas de la casa. Tu mochila, tu ropa ni tus armas estaban ahí.
Lo cerro con furia, rompió la frágil puerta de un golpe.
Lo habías abandonado, como su anterior grupo, como su madre, como su hermano, como siempre hizo todo el mundo. Y la culpa no era más que suya.
No podías estar muy lejos, fue a por la moto y salió a buscarte.
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Merle Dixon
RomanceAlejandra encuentra a Merle en la azotea antes de que se cortase la mano. Alejandra: Reader. -Aquí Merle nunca se corto la mano. -No morirá obviamente. -No se relaciona con El Gobernador. -Por obvias razones no tendra gonorrea. -Alto contenido +18...