Capitulo 2.

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Llegamos a donde estaba la moto.

—Las llaves— Ordeno Merle.

Metiste la manos en tu bolsillo y sacaste las llaves.

—Toma— Brutamente las cogió y sonriendo de lado se subió, metiendo la llave en el swich (lugar sonde se mete la llave)

—Vamos muñeca, sube—Te subiste y la moto empezó a vibrar. Al sentirlo te sujetaste a el, abrazando fuertemente su espalda.

Arranco y la verdad era muy bueno conduciendo. Le guiaste ha donde te habías estado quedando las ultimas semanas. Estaba a las afueras de la ciudad, escondida en el bosque.

—Es aquí.

El paro la moto y bajaste.

—¿Aquí? ¿vives en un árbol?— Dijo mirando la arboleda que teníais delante.

—No tonto— Sonreíste—Sígueme— Acomodaste bien tu mochila y te adentraste en el bosque.

Merle miraba tu figura al caminar,  simplemente le parecía perfecta, claro comparada con el estéreo tipo de mujer que le gustaba, que era pequeña y sumisa. Llegasteis a una pequeña casita.

Entraste dejándole paso.

—Joder, por fin— Se tumbo en tu pequeño sofá exhausto cerrando los ojos.

Lo miraste divertida, no lo conocías obviamente pero no parecía que tuviera malas intenciones por el momento.

—¿No quieres algo de comer?— Preguntaste mientras te dirigías a la cocina a guardar las provisiones que encontraste.

—Si, tráeme algo muñeca— Su voz sonaba baja y áspera. Seguramente se quedaría dormido.

Dejaste en la mesita de sala unas latas, botellas de agua y barritas energéticas era lo que más tenias. Ya no lo viste moverse mas, el corte de su mano había dejado de sangrar. De todas formas tendría que limpiarlo y coserlo un poco si no quiere que se infecte.

Decidirte dejarlo por el momento y subiste a la única habitación que tenia la pequeña casa.

Antes pertenecían a un pareja de clase media que vivían aislados en ese bosque. En la planta de abajo tenia lo básico y en la de arriba solo dos puertas una un baño y la otra una habitación con una cama de matrimonio. Habías quitado las fotos de la pareja ya que te incomodaban un poco.

Ya había anochecido. Te quitaste la ropa y la pusiste en el cesto de ropa sucia.
Debido a que la casa tenia su propio deposito de agua y sistema de tubería podías permitirte darte un baño. Eso si, la caldera no funcionaba así que seria con agua fría.

Al terminar te pusiste ropa interior limpia y una camisa blanca de botones que llegaba a cubrirte el trasero. Te tumbaste en la tibia cama, te cubriste bien con las cobijas  y como todas las noche así te dormiste.

•••

Sobre las cuatro de la mañana Merle empezó a despertase por el incomodo sofá en el que estaba. Se sentó en el mismos. Comió todo lo que le habías dejado sobre la mesa. 

Observo alrededor, se levanto y exploro todo el piso de abajo. Le dolía la cabeza, sus músculos también. 

Subió al segundo piso y solo vio dos puertas una en cada pared, separadas entre si. Entro a la más cercana, había un baño. Entro a la segunda, era un cuarto mediano.

Se sobresaltó al ver tu pequeño cuerpo descansar entre las sabanas.

—Pffff...—Bufo ante la silueta que formaba tu cuerpo bajo la fina tela de las sabanas.

Entro al cuarto y cerro la puerta silenciosamente. Se quito el chaleco de motero que llevaba quedando con su camiseta blanca de tirantes.

Con toda la delicadeza que no tenia se recostó en la cama a tu lado. Ni siquiera necesitaba cubrirse simplemente fue el lugar mas cómodo en el que dormiría desde hace mucho tiempo.

Merle DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora