Capitulo 16.

5.7K 372 42
                                        


Te despertaste, abriste los ojos como platos de una.
Estabas en el mismo lugar que cuando te dormiste.
En el sofá de recepción.

Aunque no estuvieras cubierta por una manta no tenias frío en absoluto. Solo llevabas la camiseta que te puso Merle por la mañana. Él estaba contigo, estabas sobre el, sobre su pecho y él no estaba durmiendo, pero tampoco se había dado cuenta de que despertaste.

Merle están leyendo algo mientras dormías sobre su pecho, la verdad es que quería estar ahí para cuando te despertaras. Eso te parecería lindo de su parte si no fuera por el maltrato que te dio antes. Te removiste incómoda en tu sitio para salir de cerca de él, pero al darse rápidamente cuenta apretó su agarre con el abrazo que dejada descansar en tu espalda.

—Buenos...casi noches—Dijo mirando el reloj antiguo en su muñeca.

No dijiste nada solo te levantaste bruscamente y subiste al dormitorio que compartían para hacer tu mochila y vestirte. Esto último fue algo difícil pues te dolía y ardía mucho el trasero.

•••

—¿que cojones estás haciendo?— Te sobresaltaste al escuchar a Merle tras de ti.

Te volteaste viéndolo apoyado en el marco de la puerta con el ceño fruncido.

—Nada—Respondiste temerosa.

—¿Para que es eso?—Camino hacia ti y te arrebato la mochila de un tirón de las manos. La abrió violentamente y observó por un momento su contenido.—No me jodas...—Susurró para sí mismo.—No, no hagas eso, ya sabemos como va terminar— Dijo con desaprobación.

—Me da igual— Le espetaste en la cara.

—¿y está vez por qué?—Pregunto tirando la mochila a un lado.

No podías procesar como se atrevía siquiera a tener la audacia de preguntarlo.

—¿cómo?, es en serio— Lo miraste a los ojos con obviedad pero el solo alzó una ceja para que le dijeras.—Increíble— Susurraste—¡Me has golpeado!—moviste las manos furiosas.

—¡hey, hey, hey! Tranquila, no, no te he golpeado, ni de coña— Respondió riendo por lo exagerada que le pareciste.

—Emmm...—Fingiste pensarlo—¡Si! Me...—Te sonrojaba decirle que te dolía el trasero—Me has hecho daño, me duele mucho... ahí—Terminaste con el ceño fruncido y la cara roja.

—Je, nena solo fueron unas palmaditas en el culo, tal vez no medí bien la fuerza—Explicó cachondo y se puso serio—Pero... ni de puta coña digas que te he golpeado—Dijo entre dientes.

—Quiero hablar en serio contigo— Fue lo único lo único que le dijiste después. Querías explicarle que había estado bien al principio, pero que ya era hora de que cada uno se fuera por su lado.

Y todo eso, Merle con solo ver tu expresión ya se lo olía. Su corazón empezó a golpear fuerte su pecho en medio del pánico.

—No—Dijo—Ya es tarde, hagamos algo de cenar.

—No—Dijiste tu.

—Alejandra—Sentía que en cualquier momento su corazón pararía de latir.

—En serio Merle, me a gustado mucho pasar este año contigo—Empezaste ha explicar.

—¿Que puedo hacer para que te quedes?— Pregunto al instante desesperado.

—Oh— No, no, no que no se ponga así, que no te suplique, que no se sienta triste, ¡dios! Lo adoras. Pero no te pareció bien lo que hizo. ¿tu respuesta era demasiado severa?.

—Lo siento, jamas volveré a hacerlo, quédate conmigo aquí, eres mí...—Se lo pensó dos veces—Eres una mujer increíble—Dijo lentamente, con su mirada fija en tus ojitos color café.

¡Ay! tu corazón, se derritió al momento, lo que sientes por Merle es algo demasiado fuerte, que ni siquiera llegas a comprender como puede tener ese poder sobre ti. Y eso te encanta, fascina y hace que te vuelvas más loca por el.

No solo querías irte por lo de antes, también tenías miedo de estar empezando a adorarlo y a no poder vivir sin el. De amarlo y que él no sienta lo mismo.

Que pena que... no sabias el nivel de obsesión y dependencia emocional que Merle Dixon había desarrollado por ti. Sentía más por ti que tu por el, pero como no lo comprendía, hacía lo que hacía.

—Y-yo-yo, no s-se—Intentaste no caer tan fácilmente.

—Te necesito Alejandra, ¿que voy a hacer sin ti?— Se te acercó y tomo tus manos.

—Pues... Pues, seguir tu camino— Respondiste, otra vez hipnotizada por el mar de sus ojos.

—¿cual?, ¿Que camino? Lo que hago es buscar un lugar seguro para ti, para estar bien juntos, si te vas yo... no tengo camino—Wow, eso fue lo más romántico que salió de su boca en toda su vida. Y en serio ¡wow! ¿Eso era una declaración de amor? Acababa de decir que sin ti no tenía motivos para vivir.

—Quiero estar donde estes tu también—Abrazaste su pecho, no querías mirar ya su cara, tu corazón se rompería.—Pero estoy enfadada—Intentadte justificarte.—Bueno ya no lo estoy, pero antes si y...—Te interrumpió.

—Tu lo haz dicho, solo fue un enfado estúpido, tendrás algunos, soy Merle, ya lo sabes— Te apretó contra su pecho.—Te quedarás aquí y en otros sitio, pero donde pueda verte ¿bien muñequita?.—Te acaricio la espalda.

Levantaste la vista para asentir con la cabeza y sonreírle. Mierda, lo volvió a hacer.

•••

Tras eso, cenaron y tras unas horas más, se metieron a la cama con intención de dormir.

Tu como siempre solo una camiseta y braguitas. Y Merle un pantalón normal y camisa de tirantes negra.

Sentiste como Merle se levantaba y tras unos minutos volvía con algo en la mano, que no pudiste distinguir por la oscuridad de la noche. No le diste importancia. Hasta que te quito las cómoda sábanas de encima.

—¡oye!— Te quejaste y sentiste como este te daba la vuelta, dejándote tumbada de lado de espaldas a él.

Sentiste algo frío en tu nalga izquierda y te estremeciste, solo para relajarte al sentir el efecto calmante y aliviador de la crema con la que te estaba masajeando el trasero.

Siguió haciéndolo porque noto que te gustaba, unos minutos más, tal cual caíste en los brazos del Morfeo, con sus manos en tu trasero. Curioso cuanto menos.

Merle DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora