Merle Dixon

Capitulo 14.

Sentada donde el copiloto recién bañada y vestida con un pantalón vaquero azul claro y una camiseta negra. Conjunto que por cierto té hacía ver muy bien, acompañado todo con una chaqueta azul que te protegiera del frío que empezó a hacer repentinamente. Se acercaba el invierno.

Ya teníais provisiones y lo necesario para aguantar una temporada, solo faltaba que Merle terminara de ponerlo todo en el maletero.

Sentiste como la puerta del piloto se abrió a tu lado
Susodicho se sentó y cerró la puerta del vehículo arrancándolo segundos después. Te sorprendía un poco que aún con el clima fresco que hacían, el solo llevara su chaleco de mortero y debajo una camiseta de tirantes gris clara. Junto a unos simples vaqueros oscuros holgados, se veía muy varonil.

—¿No tienes frío?— Le preguntaste mirándolo curiosa.

—¿eh? Muñeca los hombres de verdad no tenemos frío— Te reíste ligeramente por su comentario.

Arranco el coche y os pusisteis rumbo a la carretera.

•••

—Merle estoy cansada— Le dijiste estirando los músculos de tus hombros con leves movimientos.

—Duerme un poco dulzura— Respondió sin siquiera prestarte atención, concentrado en la carretera, también muerto de sueños.

—Pero tu también estás cansado— Le dijiste dulcemente, tocando su tenso brazo para acariciarlo, intentando que dejara de ser tan terco.—Llevamos casi 5 horas, debes descansar, aun que sea un poco— Le rogaré para después bostezar tú.—Vamos es muy incómodo dormir aquí—Continuaste masajeando su bíceps y hombro.

—joder vale, pararé en ese hotel— señaló un edificio que se veía a lo lejos. Asentiste complacida.

•••

Empezaba a oscurecer y el frío aumentaba. Llevabas junto ha Merle 40 minutos merodeando por el Parking del hotel. El llevaba un gran bidón para sacar gasolina de los autos. Tú aún tenías sueño.

Solo lo seguías de un lado a otro, habíais intentado abrir la puerta del edificio pero era difícil y tardaríais bastante. Así que Merle dijo que luego.

—Merle, podemos entrar ya, tengo mucho sueño— Dijiste tras bostezar.

—Está bien, ya empieza a refrescar— Te respondió troncándose los dedos— Necesito una palanca o algo parecido, ayúdame a encontrar una muñeca— Asentiste con la cabeza para empezar a buscar.

Dentro de los coches, fuera y a los alrededores. Afortunadamente viste una asomarse debajo de un coche. Te agachaste para mirar debajo y efectivamente, había un caminante que la tenía clavada en el abdomen. Sacaste tu machete y se lo clavaste en el cráneo para arrastrar el cadaver fuera y con un poco de esfuerzo desencajar la palanca de su cuerpo. Fuiste a donde se encontraba Merle también buscando.

—Toma— Le extendiste el objeto.

—Muy bien hecho muñeca—La tanteo en sus manos.

•••

Tras abrir la puerta y entrar, no antes de verificar que era un lugar seguro y libre de caminantes, Merle iluminó con una linterna todo el lugar. Estabais en recepción obviamente.

—Este lugar debé de tener un generador de energía de emergencia—Dijiste mientras bostezabas e intentabas mantener los ojos abiertos.

—Mañana lo buscaremos Ale, estoy muerto.

—yo también...—te abrazaste a ti misma—¡Ah!—Gritaste al sentir como tu compañero te cargaba en brazos y procedía a subir las escaleras del lugar. Se dirigió a una de las habitaciones, la primera que se le cruzó en el camino, abrió la puerta usando una de las llaves que encontró detrás del mostrador de reacción.

La luz de la luna iluminaba el cuarto mediano y se podía ver que estaba en perfectas condiciones, tal vez un poco polvoriento pero sin importancia el detalle. Te arrojo a la cama y cerro la puerta con llave.

—Joder por fin— Dijo mientras se quitaba el chaleco y los zapatos. Tu te quitaste el abrigo y las botas junto a los incómodos pantalones vaqueros. Desististe la cama y sacudiste el polvo de las cobijas. Y por fin te metiste debajo de las mullidas sábanas blancas y te acomodaste.

Merle se recostó a tu lado y te atrajo a él, te dejaste acomodar sobre su pecho y mientras escuchas sus aún acelerados latidos ralentizarse poco a poco, caíste en un sueño profundo.