Capitulo 11.

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Tus ojos se abrieron achinados, la luz naranja del amanecer te golpeaba los párpados. Era muy temprano, apenas las cinco de la mañana.

Nunca te despertabas a esta hora, ni para ir al baño. Pero sentiste algo extraño, una sensación extraña. Aun estabas medio dormida, extrañamente cómoda y con cuerpo pesado.
Sentiste algo húmedo y caliente en la cama, en tu piel, tocando tu piel, incómodamente.
Lo sentías recorrer desde tus glúteos a tus muslos.

Procesaste la información en tu cabeza, sin esforzarte mucho por entender, recordemos que te acababas de despertar. Aun no te ubicabas bien.

Caiste.

Te sentaste en la cama de inmediato, como si te tirasen un balde a aguas fría encima.

— ¡MALDITA SEA!— Gritaste, al levantar la sabana blanca que ahora era roja.

Había una mancha de sangre enorme en la cama y tu ropa interior estaba prácticamente bañada en esta.

—¿que coño haces despier...— Un Merle soñoliento que se despertó con tus gritos, yacía a tu lado mirándote— !Joder¡ ¿has matado ha alguien?— Dijo al ver el espectáculo digno de una pelicula de terror bajo las sabanas.

—No, solo tengo el periodo mas grande de mi vida— Dijiste avergonzada.

—oh, necesitas... ¿necesitas algo?— Pregunto incomodo, nunca antes trato con estas cosas.

—No— Dijiste rápidamente.

— Vamos, no soy un puto imbécil, se que si— Dijo ofendido al pensar que creías eso de el.

— Vale, vale— Respondiste resignada.— Si me levanto dejare el suelo echo un desastre, tráeme una toalla que no usemos y un tapón— Pediste.

— Aja— Merle se metió al baño a por tales cosas.

Mientras te quitaste todas la prendas de ropa que tenias.

—Toma—dijo viendo tu cuerpo desnudo y ensangrentado.

—¡NO ME MIRES!— Te cubriste con la toalla.

— ¿Eh? Te he metido la polla mil veces, no te pongas así ahora— Dijo aun mirándote.

— Merle, vete a la mierda— Señalaste la puerta con voz firme.

Y en ese momento se dio cuenta que era mejor hacer caso. Y se fue.

•••

Bajaste las escaleras ya cambiada totalmente casual.

—¿Seguro que eso es normal?— Pregunta Merle disimulando su preocupación.

Lo fulminas con la mirada, caminado hacia la cocina para preparar el desayuno.

—Es que, era mucha sangre, no tenia idea de que...— Lo interrumpes.

—Merle, cállate— Dijiste fría.

— Si, si— El levanto las manos en señal de rendición graciosamente.

Solo rodaste los ojos.

—¿puedo hacerte una sola pregunta nena?— Dijo.

— A ver, ¿qué?— Respondiste perdiendo la paciencia.

— ¿Antes también te bajaba?— Pregunto con su típica actitud de Merle y curiosidad.

— Obviamente, si no estaría embarazada, estúpido— El abrió la boca para decir algo pero seguiste hablando.— No lo notaste porque mi periodo solo dura tres días y también porque eres estúpido— dijiste con obviedad, riendo por lo último.

Merle DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora