Capitulo 8

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Estabas preparando la cena junto con Erick, su compañía era agradable.

-Alex- Te llamo con el diminutivo que te había puesto, lo miraste.- Tu y yo somos amigos ¿verdad?.

-Claro, me caes muy bien- Dijiste para seguir cortando los trozos de carne.

-No crees que Merle es muy... ya sabes- Titubeo.

-¿cascarrabias?- Reíste, el negó- ¿Amargado?- Erick volvió a negar- ¿Mandón...?- Ya no se te ocurría nada más.

-No, olvídalo- dijo frustrado, pero al momento de rendirse te volvió a mirar decidido- ¿Nunca has pensado en echarlo?

-¡¿Echarlo?!- Dijiste incrédula-Eric, el trae la comida ha casa- Frunciste el ceño y diste unos pasos lejos de el.- Hace más que todos nosotros juntos, ademas no se merece eso- dijiste.

- ¡Oh venga ya! Me odia y no le importamos una mierda- Te sorprendiste, su expresión y su tono de voz cambiaron repentinamente.

-Cállate, eso no es verdad- No ibas ha permitir que dijera ese tipo de cosas.

-¡Cállate tu, zorra!- Te grito, Erick había sido amable y aun así no te dejabas convencer fácilmente y eso ya lo empezaba ha irritar.- Solo te trato bien para que me obedezcas pero eres tan zorra y escupida que no lo entiendes- Y se acabo.

No ibas ha responder a eso, ya habías conocido ha suficientes hombres así como para saber lo que pasaba.

Respiraste profundamente y te lavaste las manos. Saliste de la cocina a fuera de la casa.

Observaste los arboles a tu alrededor. Traviesas lagrimas salieron de tus ojos, ¿como era posible que unos simples grito te hiciese sentir tan mal? Tu padre siempre te gritaban e insultaban así. Recordar eso, era horrible, te ardía el pecho con rabia, al salir del alcance de el juraste que lo olvidarías y que nadie te volvería a tratar mal. No te había ido muy bien en ese sentido, lo odiabas.

Ahora lo sabias, Erick solo intentaba manipularte. Habían pequeñas señales las cuales evitaste mirar, el siempre trataba de impresionarte ya sea por sus cicatrices, actos o hazañas "varoniles". Que estúpida habías sido al fijarte solo en el físico.

Te alejaste de la casita adentrándote en el bosque, empezó ha llover, pero no te importo y seguiste.

Ya estando lo suficientemente lejos y segura de que nadie te vería. Lloraste, te apoyaste en un árbol y silenciosamente lloraste, unos diez minutos. Escuchaste gruñidos junto a pasos, eran caminantes. No tenias ninguna arma, aun así perezosamente agarraste una piedra y al estar lo suficiente cerca se la enterraste en el cráneo, "matándolo".

Estabas empapada, decidiste volver. Caminaste sin ganas a "casa". Otro caminante, miraste a tu alrededor había un hacha extrañamente clavada en el tronco de un árbol. La sacaste y le diste en la cabeza con el filo, ahora una y otra vez, hasta quedarte sin fuerzas.

Tiraste el hacha y te tiraste al suelo mirando al cielo, pensando, que exagerada eras. Echabas de menos a Merle y era tu culpa, desde que Erick llego te apartaste de el. Ahora estabas arrepentida, en parte te molestaba ver a Leticia coquetearle. Que pena que nunca te quedabas el tiempo suficiente como para ver como el la rechazaba con odio.

-¿Qué mierda haces aquí en medio de la puta lluvia?- Levantaste la vista para ver a nada mas que Merle con el hacha en mano.
No le respondiste, no estabas de humor.-Estuviste llorando- Afirmo el.

-No, es la lluvia- Dijiste perdida en tus pensamientos.

-Tus ojos están rojos-Dijo el, serio.-No soy imbécil.

-Ya...-Respiraste profundamente y lo pensaste bien- Lo siento- Le dijiste mirándolo a los ojos, aun estabas en el suelo y ya había dejado de llover.

-¿eh?- Cuestiono.

-¿Que tal Leticia?-Dijiste con tristeza.

-¿Que?-Merle no entendía nada.

-¿y con Erick? Me ha dicho que le odias- Dijiste.

- ¿A si? ¿Y que mas ha dicho el Panchito de mierda ese?- Pregunto Merle empezando a enfurecerse, como se atrevía a decirte esas cosa si nunca le había puesto un dedo encima.

- Que deberíamos echaste- Te incorporaste, empezaba a hacer frío y solo llevabas una camisa de tirantes y pantalón corto.

La mirada de Merle solo mostraba odio y sus puños se apretaban sujetando con fuerza el mango del hacha que llevaba.

-¿y que le contestaste muñeca?- Te susurro amenazante se sentía atacado, era normal.

-Qué no, y cuando intento convencerme le dije que se callara- Te acercaste ha Merle ahora con ojos tristes.- Y luego me grito que me callara y me llamo zorra- susurraste lo último, no era lo importante.

La mirada le cambio y una casi inexistente sonrisa apareció en sus labios, se acercó también a ti y se relamió los labios divertido.

- ¿y que crees que deberíamos hacer?- Pregunto agarrándote de la cintura.

-No lo se- Tus ojos se humedecieron otra vez y tu voz se rompió.

-Hey, hey tranquila- Merle acaricio tu espalda mientras tu te escondías en su pecho

- ¿Crees que le doy mucha importancia?- preguntaste.

-No- te lavando la cabeza- mejor aun ¿Que quieres hacer?- Te seco las lagrimas con su pulgar.

-Qui-quiero que tengamos se-sexo e-en ese ar-árbol- Dijiste lloriqueando y señalaste un gran árbol a vuestro lado.

-¿Ese árbol?- Pregunto, ya estaba excitado.

-Aja- Sorbiste tu nariz y tallaste tus irritados ojos.

Y nuevamente no había más que hacer. Te beso deseoso, echaba de menos hacerlo así, te toco todo el cuerpo. Manoseo tus pecho y te estimulo, un poco salvaje cabe destacar.

Te estampo contra dicho árbol y quito el short junto a tus bragas y antes de que te dieras cuenta ya estaba dentro de ti. Embistiéndote con fuerza y sujetándote ambas piernas alrededor de su cintura.

Adorabas que te envistiese así, tocabas el cielo con cada envestida.

-Ah, merle...- Dijiste su nombre rogándole que fuese más rápido, afortunadamente lo entendió y así lo hizo. Gemías, no te controlabas, tampoco querías que viniese un caminante a arruinar el momento así que bésate a Merle para auto callarte.

El vaivén siguió hasta que ambos os corristeis, el dentro tuyo como de costumbre.

-Otra vez- Le pediste jadeante y con la respiración agitada.

-Tus deseos son ordeñes muñeca- Dijo igual. Esta vez te tiro en el césped y paso lo que tenia que pasar.

Merle DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora