Capítulo 31

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A los minutos de que Merle salió a hablar con su hermano, entró Jonh por la puerta. Estaba manchado de tierra y parecía agotado.

—oh, Jonh, estás horrible— Te acercaste para quitarle la azada de la mano.

—Gracias— Contesto con ironía.

—Descansa un poco, prepararé algo de comer— Te encaminas te hacia la cocina.

—Me gustaría descansar la verdad, pero ya le tengo demasiado miedo a Merle, dice que tengo que ganarme el estar aquí, trabajando— dijo viendo a su alrededor buscando al susodicho.

—No le hagas caso, yo te dejo descansar Jonh— Intentaste agacharte a un cajón a por unas ollas.

—Oh, por dios preciosa, no te esfuerces, déjame ayudarte— este te tomo del brazo levantándose levemente para agarra los utensilios.

Aunque no tenían mucha ocasión de hablar, cuando lo hacían era muy agradable. Él sí que era hablador y divertido. Y aunque le temiera a todo el trabajo que Merle le daba, no dejaba de llamarte preciosa y alagarte. Eso no se lo cantarías al susodicho. No era lo mismo que su hermano, le partiría la cara y lo hecharia.

—Me hacéis sentir tan inútil ¿Sabes?— Comentaste moviéndote por la cocina.

—No debes sentirte así, miralo como algo bueno, cuando llegue el pequeño no tendrás un minuto libre— Te guiño un ojo divertido.

Reíste.

—Eso es verdad, es una pena que ya no se puedan contratar niñeras.

—En Alejandría podrias, es como un vecindario — siguió cortando los vegetales que le indicaste.

—¿Eso es una invitación?

—¡Claro! Tú y...Merle— A Jonh le fastidiaba que estuvieras con él. Le llamaste la atención desde el primer días y más embaraza. Siempre quiso tener una familia. Gustaba de tí y no lo ocultaba.—Sois bienvenidos, bueno habrá que hablarlo con Rick, pero por ser tú no hay mucho de que hablar.

—Que cosas dices, con todo lo que hemos construido aquí, Merle-

Te interrumpió.

—Deberias dejar de pensar tanto en Merle, y pensar más en esa criaturita en tu panza, aquí estaría sola y en una comunidad tendría colegio y la compañía de otros niños— Su tono alegre paso a uno serio y está vez su comentario no te molesto, era cierto.

—Ya lo sé, pero no se sí pueda convencerle, es muy...— No encontrabas las palabras.

—¿Celoso? ¿Testarudo? Y ¿Egoísta?

Ibas a rebatir eso pero ¿Por qué? La razón no le faltaba.

Touché— Dijiste derrotada.— Pero aún así lo quiero mucho, ¿Sabes? Se que yo soy su vida entera...— Esas palabras salieron tan enamoradas de tu boca que Molestaron al castaño a tu lado, pero se aguanto.

—Sí, eso parece y si es así debería hacer lo mejor para todos y aún que lo quieras, tú también.

Esas palabras te hicieron pensás. Llevabas evitando hacerlo mucho tiempo.

—Hablare con él— Dijiste para que el castaño dejara el tema, empezaba a incomodarte.

—Oye— John llamo tu atención al verte decaída, eso no le gustaba.— Habla también con él para que me acompañe a por algo de material quirúrgico, por si la cosa se complica—Esas palabras te asustaron, obviamente se refería al parto— Aún que no creo, tienes...— Dudo si era apropiado decirlo, pero era la verdad— Buenas caderas.

Merle DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora