Capítulo 21

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Mientras volvéis en el coche, no querías ni dirigirle la palabra a Merle. Obviamente este lo noto. Se sentía triste, solo un poco. Sentimiento que lo hizo pensar en lo mucho que se había sencibilizado desde que te conoció.

-Ale, lo siento, creo que tengo miedo, de que está sea mi última oportunidad de tener hijos- Te sorprendiste de que pidiera perdón y que se abriera así. Pero no iba a ser tan fácil, él había hecho algo muy feo para tí.

-Me lo hubieses dicho antes- Alejandra respondió seca, aún con la vista puesta en la carretera.

Este apretó el volante. Ya se habia disculpado, ¿que más podía hacer? Pensó en decirte de volver a ese hospital. A por otras pastillas, pero realmente él no quería hacer eso. Su forma de ver la vida le impedía hacer eso.

•••

Ya de vuelta en el nuevo refugio. Preparaste algo de comer, algunos vegetales que pararon a recoger. Algo que tú nuevo estado tolerarse. Aún que te enfureciste mucho al principio. Ya sabías como era Merle y el enfado iba disminuyendo a medida que pasaban las horas.

Empezaste a sopesar la idea. ¿Un bebé?
Es una idea muy romántica la que él planteaba. Una casa, un bebé... Serían como un matrimonio. No te desagradaba. De hecho era la mejor vida a la que podías aspirar en un mundo así. Suspiraste.

•••

Ya ambos se encontraban en la cama. Habías estado todo el día enfurruñada con Merle. Y él, ya no se quejaba de eso. Solo esperaba como un perro abandonado a cuando decidieras hablarle. Te acercaste por debajo de las sábanas, para rodear su cuerpo con tus brazos.

-hmmm- Este se sobresalto adormilado. Pero al darse la vuelta y reconocerte. Sus grandes brazos te rodearon. Rodeándote en su calor.

-oye- lo llamaste, este hizo un sonido de afirmación para que entendieras que te escuchaba.-¿Siempre quisiste tener hijos?-susurraste.

-Nunca quise- su voz ronca y adormilada. Te sorprendió su respuesta. Este lo noto- Quiero decir, antes de todo el apocalipsis y eso, si alguna mujer me hubiese dicho que estaba embarazada de mí, yo mismo le hubiese pedido que abortará- Explicó, pero no resolvió tus dudas. Las aumento, no entendías.

-¿y por qué ahora sí? No lo entiendo.- volviste a susurrar, más alto está vez. Pudiste ver una medio sonrisa en su cara, aunque sus ojos estuvieran cerrados sentías que podía verte.

-No te había conocido, nunca había sentido que me atrajese tanto una mujer, tal vez sea porque ya no me drogo- Estabas inpaciente porque te siguiera contando, no dijiste palabra- La primera vez que pensé en eso, fue en los primeros días después de conocernos.

-¿Cómo era tu vida antes?- volviste a hacer esa pregunta, que él, evito en su momento. Sus palabras solo te daban más curiosidad. Merle chasqueó la lengua.

-Ya sabes demasiado- dijo, pero parecía tranquilo aún. No a la defensiva, podrías convencerle.

-Pero solo me has dado más curiosidad, quiero saber... Porfaaaa- Te aferraste a su pecho, con la voz más suave y adorable que salió de tu garganta.

-¿No vas a dejarme dormir, no?

-No, solo cuando me cuentes- besaste su mejilla, el sonrió complacido en la oscuridad.

-Pues...vivía con mi hermano. Y con vivir me refiero a ir de un lado a otro, debiéndole dinero cada vez, a gente más peligrosa. Por eso huíamos. Bebía y me drogaba para evadirme constantemente, Daryl era más consciente que yo, intentaba tener una vida mejor. Pero yo no ayudaba.- explico tranquilo, pero se notaba el arrepentimiento en su voz.

-oh... lo siento- Su historia te entristeció, te diste cuenta de que Merle había tenido una vida muy dura, podías contarle algo duro de la tuya- Mis padres me golpeaban-dijiste de lo más natural.

Merle abrió los ojos de golpe, sorprendido ante tu confección.

-Sí, sobretodo mi padre, una vez me rompió un brazo y una pierna, tiarndome por las escaleras. Y mi madre se reía de fondo- te acurrucaste en su cuello. Aún que contarlo no te costaba. Recordarlo no era agradable.

-¿Por qué me cuentas eso?-La pena en sus ojos era obvia. No le gustaba nada escuchar eso, le dolía en el alma.

-Bueno, no quiero que seas el único que cuente sus penurias- este sonrió con amargura y te dio un beso en la frente. Sentía que conectaba contigo tanto en este momento.

-Y...- Buscaste en tu memoria otro momento memorable, digno de esta conversación- Una vez, me arrastro por todo el barrio, agarrándome de los pelos. Estaba furioso, porque no sabía hacerle los deberes a mi hermano- Tú mirada se entristeció. Y te arrepentiste de volver a recordar eso.

-oh muñeca..., lo siento mucho, eso es horrible- se incorporo ligeramente, para abrasarte mejor, como si quisiera protegerte de un mal recuerdo.-Mi padre también me golpeaba, ¿te has fijado en las cicatrices de mi espalda?-pregunto.

-No... te sueles quitar la camisa a oscuras-te quejaste ya que eso te molestaba, la verdad.

Merle se levanto y se quitó la camisa. Colocándose frente a la ventana. Donde daba la luz de la luna. Dándote una vista de latigazos. Incontables, unos encima de otros en su espalda.

-¡dios mío!- Te acercaste lentamente y los tocaste, delineando sus cicatrices con tus dedos. -Que horror- Merle río. No podías ver su cara pero estaba sonriendo, aguantándose las lágrimas. Para él este momento le bastaba para sanar esa heridas emocionales de tantos años. Era la primera vez en su vida que hablaba abiertamente de todo eso.

-Mi madre a veces me defendía, murió quemada en su propia cama, por un cigarro mal apagado, yo tenía 19, Daryl 11. No teníamos a nadie y creo que no estaba preparado para eso- Termino de contarte toda su vida de una, tú le hacías sentir reconfortado.

-Vaya mierda, no es justo, ¿No había nada bueno en tu vida?- A Merle le encantó que no te compadecieras de él, ni le tratarás de pobrecito. Era una mierda todo y lo dijiste exactamente como es.

-No, bueno, las drogas...

-¡Merle!- este carcajeó, abrazaste su espalda subiendo de un salto en ella.

-tú, ahora claro, Alejandra eres lo mejor que me a pasado, me haces tan feliz, es la primera vez que soy feliz- Te agarro las piernas y camino de nuevo a la cama, contigo en su espalda.

Tú solo podías sonrojaste. Eso era muy bonito de su parte.

-Tu también me haces feliz, haces que este segura, haces que no me preocupe por nada...muchas gracias Merle- Saliste de su espalda para besarle, cosa que gustosamente le encantó-menos cuando te pones idiota.- te separaste un momento. Merle alzo una ceja divertido y volvió a atraparte en sus labios.

Después de unos cuantos besos, volviste a preguntar.

-¿Echas de menos a Daryl? Era tu hermanito, ¿Crees qué esté bien?- Te preocupaste.

-¿Sinceramente?...no, no echo de menos a nadie, tenerte a ti, es mucho más de lo que me merezco. Y seguro que está bien, él se quedó con el grupo que me dejó en la puta azotea.-Se quejó al recordarlo. Aún le guardaba rencor a ese grupo. Sobretodo a Rick.

-por cierto, ¿Por qué te dejaron ahí?

-Suficiente por hoy- Se volvió a acostar, llevándote consigo. Quedando en la posición de cuando empezaron a hablar.

-pero...-Te corto.

-no, ya es tarde, mañana ponemos rumbo a nuestra nueva casa, descansa- Demandó, se acabó su momento vulnerable por hoy.
Bufaste pero decidiste hacerle caso.

Sí que tenías sueño, pues te dormiste a los pocos minutos. ¿Será cierto que las embarazadas, se pasan el día muertas de sueños? Fue lo último que pensaste ese día.

Merle DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora