Capitulo 10.

5.1K 376 8
                                    


—¡Merle!— Y ahí iban tus últimas bragas.

— Shhhhh, te encanta— Dijo él, entrando en ti de una y empezando ha envestirte.

—Ah hmmm ah ah— Gemías de placer, si te encantaba.

Estaban haciéndolo en la cocina mientras se cocinaba la pasta.

Había pasado ya seis meses desde que se conocieron, se habían vuelto uña y carne.
Aunque Merle, se podría decir que era un poco machista contigo. Y eso se notaba aveces, porque tu fregabas los platos, tú limpias la casa, tú lavabas su ropa, tu cocinabas y la última con la que salió fue con que no podías salir sola de la casa.

A exención de la higiene y la comida de la casa, que en realidad, no te importaba en lo más mínimo hacerlo tú. Era cierto, era justo, ahora tu hacías eso pero el hacia otras cosas más complicadas y menos agradables dentro de lo que cabe.

También querías salir, aveces, para pasear sola o buscar provisiones, tú eras perfectamente capaz, pero no, no podías ni acompañarlo a la ciudad. Y que "eso déjamelo a mí" o "no quiero tener que estar preocupándome de tu trasero" eran sus respuestas más comunes cuando le reclamabas, no te valían.

El sexo era constante y genial no había problemas en ese aspecto. Para ninguno, aunque no estaba claro que erais para ninguno. Tampoco ninguno de los dos se había puesto a pensarlo detenidamente. No erais solo amigos, ni follamigos, tampoco amantes, esa palabra no te gustaba. Erais como una pareja, ese era el comportamiento natural, os cuidabas el uno al otro, os preocupabais por el otro y todo eso. Pero ninguno le reclamó al otro que fuese nada suyo. Era tan natural y también extraño.

Se vino dentro de ti y salió.

—Joder, ¿qué tal estuvo?— Pregunto extasiado.

— Ya lo sabes— Le respondiste poniéndote la ropa.

—¿Tanto te gusta?— Dijo divertido subiéndosela la bragueta del pantalón.

Te sonrojaste de vergüenza por su actitud.

—¡cállate!— Respondiste sin mirarlo.

— No te olvides de... ya sabes— Merle apago el fuego de la olla.

—Ya lo se, siempre me la tomo— Te referías obviamente a la pastilla anticonceptiva.

—¿y quedan muchas, dulzura?— Pregunto levantando las cejas para darte una nalgada.

— ¡ay!— te sobaste el trasero—Bruto— regañaste, el solo sonrió.— De echo no, solo me quedan dos y me las tomo hoy— Respondiste para empezar a hacer la salsa para los macarrones.

—Entonces iré mañana ha una farmacia que hay por ahí— Comento Merle.

—Si, yo también iré— Dijiste sin importancia.

—Emmm, no, nena ya hemos hablado de eso— Dijo mientras acariciaba tu cintura.

Te apartaste bruscamente de el.

—No, tú has hablado— Le dijiste calmada.— Me da igual lo que digas, voy ha ir y punto, ademas también necesito ropa interior ya que un animal me rompió todo y otras cosas también— Se te habían acabado los tampones y te daba vergüenza pedirle esas cosas.

—Yo pued- —Le interrumpiste.

—No, no puedes— Terminaste la conversación.

•••

Te subiste ha la moto, rodeando el cuerpo de Merle con tus brazos, agarrándote de el.

— Agárrate, si te caes, no volveré a por ti— Dijo Merle gruñón.

Merle DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora