Capítulo 33

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Hoy era un día tranquilo. Estás sentada tranquilamente en el sofá, sumergida en la lectura, estabas a punto de Acabar con ese libro. Cuando de repente sientes un pinchazo en el abdomen. Al principio, lo ignoras, pensando que son solo molestias normales del embarazo. Pero cuando el pinchazo se convierte en una sensación de presión intensa y sientes un líquido cálido entre tus piernas, te das cuenta de que algo está sucediendo.

Habías roto aguas.

—No puede ser...

Te levantas, sorprendida y nerviosa, mientras el líquido continúa goteando por tus piernas.

—¡¡MERLE!!— No sabes que hacer, lo llamas de un grito como si te fuera la vida en ello.

Éste, que estaba en la cocina preparándote algo de comer, se alarmado por tu grito y corrió hacia donde estabas.

—¡¿Qué pasa?! ¡¿Estás bien?!

Tus palabras entrecortadas y tu rostro pálido son suficientes para hacer que Merle entre en pánico de inmediato. Se apresura a tu lado, con los ojos desorbitados y las manos temblorosas.

—¡Joder, Alejandra! ¿has roto aguas? ¡¿Estás de parto?! ¿Ahora?

— ¿¡A TÍ QUÉ TE PARECE!?— Gritas sintiendo el fuerte dolor de las contracciones. No querías gritarle, pero no pudiste evitarlo.

Intentas mantener la calma mientras te apoyas en él, sintiendo cómo las contracciones se intensifican con cada momento que pasa. Aunque Merle parece al borde del colapso, comienza a guiarte hacia la habitación donde planeaban el parto.

—¿¡Donde está ese idiota de John cuando se le necesita?!— Te alzo con cuidado y te dejo en la cama— Voy a buscarlo, ¡no te muevas!— Asentiste varias veces.

—Rápido, por favor— pediste.

Merle salió corriendo del cuarto gritando el nombre del susodicho, Jonh podría pensar perfectamente que iba a matarlo por la forma en la que gritaba su nombre.

—¡Ahí estás!, ¡corre!, Alejandra está de parto idiota— Lo encontró en el porche de la casa, lo tomó del brazo fuerte para que entrara.

Cosa que no hacía falta ya que Jonh, ya se había alarmado al escuchar la palabra parto y salió disparado también. Este ya tenía la habitación preparada desde días atrás.

—¡Joder!, no estaba preparado para esto.— dijo para si mismo Merle, detras del doctor.

—Vale, ya estoy aquí—Entro por la puesta. — Vale, Alejandra necesito que inspires por la nariz y sueltes el aire por la boca— Decía mientras se desinfectante las manos y se colocaba los guantes.

—¿¡QUE TE CREES QUE ESTOY HACIENDO, ANORMAL!?— Habías leído decenas de libros de parto y ese era el primer paso ¿Es serio eso era lo primero que te decía? ¿Enserio?—¡AHHH!— Otra contracción, cada vez eran más dolorosas.

—Ale, emmm ¿cariño?— Merle se acerco o a ti cauteloso.

—¿¡QUE!?—Gritaste.

—Te traje calmantes, pastillas, he estado leyendo del tema, tú decides si quieres tomarlas, pero te deberían quitar el dolor— Merle coloco frente a ti una caja llena de diferentes calmantes y pastillas de varios tipos.

—¡Hey! Eso son drogas— Advirtió Jonh, desaprobando su acción—Alejandra, piénsalo ¿No prefieres un parto natural?

Las palabras de Jonh solo te provocaban agarrar un bisturí y clavárselo en el ojo. El dolor era insoportable, ¿Un puto parto natural? ¿Enserio? Querías matarlo ahora mismo.

Merle DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora