Capitulo 7.

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—¡AYUDA!— Fuertes golpes se dieron en la puerta principal.—¡¿AHÍ ALGUIEN?!— Frunciste el ceño.

Te removiste en la cama. Merle gruño y te apretó más contra su pecho.

Los golpes no paraban y empezaban a irritarte, Merle ni se movía. Te levantaste de golpe y te vestiste con lo primero que encontraste y bajaste corriendo las escaleras.

Llegaste a la puerta.

—¿Quien mierda es?— Preguntaste, los golpes pararon.

—M-Me llamo Erick, estoy con mi tía, no-nos persiguen esos monstruos, ne-necesitamos ayuda— Escuchaste una voz masculina desespera.

—Yo, no se si debería...— Dijiste insegura, no sabias si decía la verdad.

Abriste la puerta.

— ¡Muchísimas gracias!— entraron corriendo y se tiraron exhaustos al suelo, cerraste la puerta.

Erick era un hombre alto y de piel bronceada, su cabello era negro con rastras mas claras. Tenía un buen cuerpo se le notaban los músculos debajo de su fina camisa. Su tía era un señora mayor como de unos 56 años muy mal llevados y se vestía como una adolescente. Llevaba una minifalda negra y y una chaqueta peluda realmente horrible.

—Otra vez, gracias— Erick se te acercó sonriente, era tan guapo.

—de- de nada— Sonreíste tímida.

— ¿!Que cojones es esto!?— Merle bajo las escaleras enfurecido.

—Soy Er- —Merle lo aparto bruscamente y se dirigió hacia ti, esperando respuesta.

—Necesitaban ayuda— Dijiste nerviosa.

—No es nuestro problema— se giro a los invitados.— Fuera— Señalo la puerta furioso.

—Esa decisión no te corresponde Merle— Le dijiste.

—¿no? Yo creo que si— Te miro brevemente.

—N-no—Mierda, sonaste demasiado insegura.—e-ellos se que-quedan— Mierda, de verdad que no sabias imponerte como él.

Merle rio negando con la cabeza lentamente mirando al suelo. Le parecía adorable y divertido tu intento de mandar.

—¿Segura?— dijo divertido, ahora ya no se trataba de "ellos" se trataba de "vosotros".

—Aja— Te cruzaste de brazos.

—Como quieras muñeca— Dijo divertido y salió de la casa.

Miraste a Erick y a su tía.

—No le hagáis caso— Les sonreíste. Notaste que Erick se sostenía el brazo derecho— ¿Estas bien?— Te acercaste ha ver su brazo.

—si... solo, creo que me he torcido la muñeca— Puso una mueca de dolor.

—Ven te vendare el brazo y te daré unos medicamentos para el dolor— Dijiste amablemente y lo guiaste al piso de arriba para ello.

•••

Leticia la señora, permaneció en el sillón esperando que volviese aquel hombre que vivía con la chica. Ella no tenía ningún propósito solo quería echar un polvo antes de morir, a eso su vestimenta para llamar la atención de los hombres. Claro esta que no funcionaba, ya no tenia el tipo de cuerpo para ello. Pero en su mundo era la más hermosa e irresistible.

Se escucho la puerta abrirse y con ella Merle entro, traía ardillas y conejos colgando de sus hombros. Había puesto trampas en el bosque y los animales pequeños quedaban atrapados ahí.

La señora lo observó colocarlo todo en la encimara de la cocina, ni siquiera la miro, hizo como si Leticia no existiera. Ella campante y con un caminar "sensual" se le acercó por atrás mientras el le quitaba las tripas a la comida.

—Hola, esto... ¿Merle?—Su voz anciana intento sonar suave y dulce, pero solo consiguió sonar chillona e irritante. Leticia carraspeo.

—¿Que quieres?— Dijo Merle cortante, miro a la mujer brevemente y tuvo que aguantarse las ganas de reírse por lo ridícula que era la fea "para el", mujer.

—Iré al grano, un hombre como tu junto a esa jovencita, contra mi sobrinito... no tiene ninguna posibilidad— Merle sonrió divertido, esa mujer solo hablaba estupideces, le molesto lo que decía.— Ya sabes, creo que tu y yo deberíamos, ya sabes... Esa niñata debe de estar follando ahora mismo con Erick— Le acaricio el hombro a Merle.

El dejo de hacer lo que estaba haciendo y aparto a Leticia de un manotazo para subir a tu cuarto violentamente.

Puso la oreja en la puerta escuchando que efectivamente estabais solos en esa habitación hablando.

Abrió la puerta y solo vio como rodeabas el brazo desnudo del hombre con vendas.

—¿Que haces?— entro al cuarto y observo alrededor.

—Erick tiene la muñeca torcida, le ayudo—sonreíste.

—Aja— Dijo sin importancia Merle.— ¿ya sabes donde van a dormir?— Pregunto mientras paseaba por el cuarto.

— Ammm, no lo se— Miraste al sonriente Erick nerviosa— Solo tenemos un cuarto con una cama.— Dijo.

—No importa, el sofá estaría perfecto— Erick le guiño un ojo, gesto que te pareció muy sexy y que tampoco pasó desapercibido por Merle. Quien apretaba los puños conteniendo las ganas de molerlo a golpes.

—¿Seguro? ¿Los dos?— Dijiste amablemente. Su mirada intensa de color caramelo te hipnotizaron.

— Si— Dijo levantándose de la cama. En eso una su tía entra a la habitación con cara de pocos amigos.— ah, creo que no os he presentado bien, esta es Leticia mi tía, y tía ella es Alejandra— Dijo cordialmente.

Suspiraste al escucharlo, Merle salió del rápidamente del lugar.

•••

Una semana y media después ya las cosas estaban equilibradas. Trajisteis unos colchones para Erick y Leticia que se ponían a la hora de dormir en el suelo del salón.

Erick ayudaba en todo lo que podía, en la cocina a limpiar y cuando podía a "cazar".
Leticia, bueno seguí su sobrino tenia "problemas de salud" y que por eso no debía hacer esfuerzos. No te lo creías.

El cabrito estaba creciendo y el lugar que le había hecho Merle era magnífico, los caminantes no podían tocarlo y era lo bastante espacioso como para meter mas animales.

Merle seguía encargándose de cazar y buscar provisiones, arreglar y reparar si algo se rompía. En fin, los trabajos más pesados.
Y estaba siempre muy irritable, no comía con vosotros en la mesa, se alejaba cuando Erick o Leticia se le acercaban.

Cabe mencionar que odiaba a los nuevos "inquilinos" odiaba que alguna vez vinieran aquí. Todo era perfecto cuando solo eran tu y el. Ademas no volvieron a tener sexo, siempre estabas ocupada o con Erick o como merle lo llamaba "Panchito". Ni siquiera querías que durmiese contigo en la misma cama. Había una mas que trajisteis, siempre se la ofrecías y el siempre se negaba.

¿Razón? Erick el educado, dulce y caballeroso encanto que era. Contigo claro, el solía mirar a Merle con una sonrisa ganadora. Pero el no podía hacer nada, seria muy raro si lo hiciese, no tenia un verdadero motivo mas halla de eso. Pero odiaba a Erick y a Leticia.

Merle DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora