Como era de esperarse, cuando una doncella de la casa Wedking tocó a mi puerta, desperté en completa soledad. Sabía que Minho se había marchado antes, sin embargo me preocupaba y a la vez, causaba una gran curiosidad en mi el cómo pudo hacerlo.La noche había pasado algo...tensa.
Sin embargo, era difícil mentalizarme que había experimentado una crisis por mi matrimonio y que mi ahora esposo me hubiese abandonado la mañana siguiente así como si nada.
—Mi señora, lady Wedking quiere tomar el desayuno con usted.— Aquella doncella que peinaba y trenzaba mi cabello habló.
No dije nada, de todas formas era obvio que desde antes me estaba preparando para alguna reunión.
Simplemente dejé que terminara su trabajo y continuamos con la ropa. Tenía que admitir que encontraba cierto gusto por no hacer ni la más mínima cosa cómo vestirme o lavarme los dientes porque ya tenía a gente haciéndolo por mí.
Así vive la alta sociedad, supongo.
Cuando tuve un conjunto de un verde esmeralda encima y guantes blancos pude permitir verme linda en el espejo, muy a mi pesar se notaban los ojos hinchados por llorar pero era un detalle que prefería olvidar, no sé si por vergüenza de mis acciones la noche anterior o como forma de evitar el gran elefante en la habitación llamado "prometí no alterar nada del pasado y terminé casándome."
Kwak se va a morir si llega a enterarse que en vez de buscar aquello que me encargó me casé.
—Si me permite decirlo, se ve usted espléndida, mi señora.— Sonreí en forma de agradecimiento por el cumplido.
Salí de la gran habitación apenas se me fueron abiertas las puertas y saludé a la dama de compañía de Margareth, quien gentilmente me guió hasta el comedor.
Margareth se encontraba en la cabeza de la mesa, lucía un vestido amarillo que me recordaba al resplandeciente sol de verano y solo estaba ella, aparentemente, esperándome.
—Buenos días, querida.— Saludó.
—Buenos días, Margareth.— Margareth sonrió, feliz de que me atreviera a tutearla frente a los criados.— Es un gusto verla.
—El gusto es mío, Madeleine. Anda, siéntate.— Ofreció e inmediatamente el criado a un lado en la habitación corrió para empujar la silla hacia atrás, esperando a que me sentara y así hice.
Bueno, pese a las crisis puede que me acostumbre a esta vida.
Llevaba apenas un día de casada en el mil seiscientos pero había contado con la suerte de volverme parte de la alta sociedad o al menos, recibir sus beneficios.
Sirvieron la comida y el impacto que me dió aquello fue gigante, tanto como el gran pollo que me seducía en el centro de la mesa para que lo comiera. Desde que llegué, jamás había visto tanta comida para solo nosotras dos.
—Anda, come.— Margareth ofreció, pasándome un poco de sopa.— Tienes que recuperar energías, después de todo seguramente tuviste una noche difícil.
Por un momento tuve la idea de que fue un acto meramente de bondad y sin nada por detrás, pero una sonrisa se dibujaba en el rostro de Margareth mientras soltaba risitas para nada disimuladas.
—Estoy muy agradecida por este banquete, sin embargo me impacta saber que es solo para las dos.— Mencioné. Más que impactada, me picaba la curiosidad por saber de qué carajos se reía.— ¿Puedo preguntar la razón?
—Solo estoy feliz de que mi Minho pudiera encontrar una buena esposa.— Mencionó y estuve a punto de creerle, solo un poco.— Además...— Su sonrisa se ensanchaba y opté por tomar una cucharada de sopa para evitar responder cualquier pregunta o comentario incómodo que se le llegase a ocurrir a esa señora— un pajarito me contó por ahí que Minho salió temprano de tu habitación, pese a que ambos expresaron querer tomarse tiempo.— Y ahí estaba, la risa burlona que no entendía para nada.— ¡Oh, mi querida! Que dichoso es ser joven ¿verdad?
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sky ;; Lee Minho
Fiksi Penggemar"-Aunque no estemos juntos, solo me basta mirar el cielo para sentir tu cercanía."