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—¡Querida!— La robusta mujer saludó apenas puse un pie en el local.—¡Qué bien te sienta el compromiso! Estás cada día más bella.

—Muchas gracias.— Agradecí a la modista por el cumplido.

Después de tanto, había ido por fin donde la modista. La puerta del local abriéndose detrás de nosotras, siendo ocupado el espacio por Roseanne y su madre.

Pude ver en la cara de la modista sorpresa, inclinándose ante el saludo de las otras dos damas de sociedad.

Y yo en la mitad, por supuesto.

—Madeleine ha comentado que usted es su modista de confianza.— Empezó Margareth.

—He confeccionado la mayor parte de sus vestidos, claro.— Contestó orgullosa y se apartó hacia un lado.— Entren, entren. Sean libres de mirar lo que gusten.

Margareth entró junto a Rosie quien veía todo emocionada, casi al mismo tiempo en que la modista se plantaba a mi lado y me susurraba:—¿Es su madre?

—Algo así.— Me limité a contestarle de la misma forma.— Es familia.

Con aquello pareció calmar su curiosidad.

—Veo que no tiene vestidos de boda.— Margareth volvió a hablar y a la modista se le iluminaron sus ojos.— Aunque sus diseños son originales y magníficos.

—Siempre procuro dejar mi sello personal en ellos.— Respondió orgullosa.— Es una pena que los matrimonios en esta temporada estén tan bajos, me encanta confeccionar vestidos de boda.

—¿Y no tiene alguna referencia?— Siguió Margareth con su lengua afilada y su mirada seria, siendo desafiante con la modista que tampoco se quedaba atrás.

—En este instante no, sin embargo, el vestido que la duquesa de Guitternom usó en su boda lo diseñé yo.— Rosie giró sorprendida y Margareth cambió su semblante.

Ni siquiera sabía quién era la tal duquesa pero su vestido ha de haber sido el más hermoso de la temporada, para tener esas reacciones...

—De acuerdo.— Margareth tuvo que morderse la lengua.— No sé si Madeleine le ha comentado, pero está planeando su boda para esta temporada.

—Soy conocedora de su compromiso, sin embargo, no me había enterado de la proximidad de su boda.— Respondió — Pero si ustedes me permiten, estaré feliz de convertirla en la novia más linda de la temporada.

—Bien, supongo que lo dejo en sus manos.— Me sentía espectadora de un partido de tenis, Margareth tiraba la pelota con dureza a la modista esperando que no la atrapara pero respondía con más fuerza. Increíble.

—Gracias por su confianza, mi señora.— Respondió con una sonrisa.— Madeleine, querida, espérame detrás de las cortinas, necesito tomar tus medidas nuevamente. Parece que has adelgazado.

—Eso es malo.— Murmuró Margareth pero logré escucharla.— Recuérdame agregar más comida a su dieta, necesita un buen peso para concebir.

Sin querer escuchar más como planeaban engordarme para poder parir, caminé hacia donde había dicho la modista y me quede frente al espejo.

Es verdad, había adelgazado un poco.

Podría atribuirle eso a mi cambio de dieta tan repentino, literalmente pasé de comer pizza grasosa, un montón de arroz y barbacoa a comer avena, frutas y sopas.

Además, había perdido mi rutina de ejercicio porque simplemente no creo que se vea normal ver a una dama en pleno mil seiscientos haciendo abdominales o intentando levantar un tronco como si fuera una pesa.

sky ;; Lee MinhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora