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-Vas de nuevo a la academia.- Me interpuse frente a él con una sonrisa como quien no quiere la cosa.

-Si, y te agradecería, Madeleine, que no te interpongas en mi camino.- Gruñó.- Mis estudios no son ninguna broma.

-Nunca mencionaste en qué te especializabas.- Insistí.

-Entonces, ahora que voy de salida, de repente te inundó la curiosidad ¿Es así?- Rechistó cruzándose de brazos.

Ah no, a mi mala cara no me vas a hacer.

-Pues sí, es así.- Imité su pose.- Tengo tanta curiosidad por saber que incluso te iba a pedir de favor que me llevaras contigo a la academia.

Y como si se hubiera enterado que conocía al rey y a los príncipes, jadeó escandalizado, mirándome con ofensa.

-¿Sabes acaso, que la academia es solo un espacio para varones?- Renegó- ¿Qué es esa ofensa que me pides? Respeta tu género, por Dios.

-Entonces ve a la academia pero permíteme ir contigo al pueblo.- Seguí insistiendo.

La imagen de un Seungmin más serio saliendo de un bar desconocido en una zona desconocida con un montón de hombres desconocidos nunca se me iba a olvidar. Tampoco se me olvidaba que estaba mintiéndole a toda su familia, básicamente.

¿Acaso él, que está mintiendo vilmente, pretende negarme a mi el salir? Oh no, amigo. Aquí la que tiene el poder soy yo.

-¿Y para qué vas a ir al pueblo?- Cuestionó, levantando una ceja.- Digo, si es posible saberlo.

-¿En qué te especializas?- Se lo devolví, haciendo un esfuerzo para no reír burlonamente.- Digo, si es posible saberlo.

-No entiendo tú gran insistencia en saber del tema, eres tan terca como una mula.- Se quejó.- A Dios doy gracias de que seas la prometida de Minho y no la mía. Padre mío, qué mujer tan difícil.

Apreté los labios para no reír.

Minho ya se había acostumbrado, nada del otro mundo la verdad.

-Ya quisieras tú, Seungmin, ser mi prometido.- Chisté.- Lastimosamente ese privilegio solo se lo puede llevar Minho.

-Pues me apiado de él que tendrá que aguantar semejante actitud toda su vida.

-Así me quiere.- Me defendí.- En fin, querido ¿En qué estábamos?

-Realmente no sé tú, sin embargo, yo estoy camino a mi academia.- sin esperarlo enganchó una de sus manos en mi cintura y me alarmé, pegándole un manotazo de inmediato.- Solo intentaba moverte de lugar, estás bloqueando la puerta principal.

-Existen las palabras, Lord.- Gruñí, sintiendo la punta de las orejas rojas.- No está bien que te tomes tales libertades.- Recordé las palabras de Minho y un foco se encendió.- Y más, si es con la mujer de tu amigo ¿Qué crees que pasaría si le digo a mi prometido?

-En mi defensa, realmente no hice nada.- Se defendió.- Estás bloqueando la salida y yo solo busco una forma de sacarte del medio.

-No me interesa.- Me hice la ofendida.- Dios santo, me siento perturbada, ni siquiera estás disculpándote.- Lloriqueé, cubriéndome los ojos con la palma de mi mano.- ¡Me siento insultada!- Grité, con demasiado dramatismo para mí gusto pero lo suficiente para alarmarlo.

Seungmin inmediatamente se tensó, mirando hacia los lados con los ojos abiertos.

-Discúlpame.- habló en seguida.- Realmente no era mi intención propasarme, espero puedas perdonarme.

-Las palabras de mucho no sirven.- Seguí en mi acto.

Y recordando cuando molestaba a mis abuelos de pequeña, me giré, simulando sollozar y de forma rápida ventilé aire a mis ojos, poniéndolos un poco llorosos antes de volver a mirarme.

sky ;; Lee MinhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora