—Por favor.—No.— Seungmin negó, escapándose de mí y cansada de su rechazo lo seguí fuera de la cocina.
—¡No estoy pidiendo mucho, realmente!— Renegué.
Minho se había ido hace una semana y lo había "dejado a cargo" de mí, diciendo que me conocía lo suficiente para saber que era capaz de cometer imprudencias en su ausencia. Seungmin había aceptado vigilarme, pero en toda la semana ni siquiera lo había visto más de media hora.
—No puedo Madeleine, tengo que ir a la academia.— Abrió la puerta que dirigía al jardín y saludó a su madre respetuosamente.— ¿Vas a dejar de seguirme o tengo que huir en caballo?
—¿Sucedió algo?— Margareth preguntó y puse mi mejor cara de perrito abandonado, generando una respuesta comprensiva en ella.
—Quería ir a la plaza del pueblo a dar una vuelta.— Respondí, con mucha pena en mi voz.— Pero no conozco el camino al pueblo ni tampoco de regreso y Seungmin se rehúsa a acompañarme.
Y de forma inmediata, Margareth volteó a ver a su hijo con una mirada acusatoria. Tómala, maldito.
—Seungmin, es una dama.— Margareth señaló lo obvio.
—Y yo un estudiante que no puede faltar a su academia.— Se excusó y yo casi grito de rabia.
La academia, la academia y la academia.
—¿Acaso en ese lugar explotan a sus estudiantes?— Cuestioné de la forma más venenosa.— Estás más tiempo allá que acá.
Seungmin chistó, cruzándose de brazos y apartando la mirada, enojado.
Su madre pareció reaccionar y dijo:— Es cierto, cariño.— Me dió la razón y apoyé mi cadera en la pared, esperando el veredicto de quien mandaba en esa casa.— No recuerdo que tuvieras tanta carga la temporada anterior ¿Cambiaron las cosas allá?
—Mucho, madre.— Enseguida respondió.— Y creo que sabes perfectamente como soy, no me gustan los problemas y no quiero recibir reprimendas de ninguno de mis maestros, ahora, si me disculpan, tengo una academia a la cual asistir.— Reverenció en forma de despedida antes de tirarme una mirada de advertencia que no me pasó desapercibida.
—Ese niño...— Margareth murmuró, volteando a verme.— Lamento no poder ayudarte ahora, tal vez si eres paciente podríamos ir mañana a la plaza las dos juntas.—Sonreí por su buena fé y agradecí.— ¿Quieres tomar el té conmigo, cariño? Tal vez podríamos tejer un poco y hablar.
Con mucha pena negué, aburrida de la misma rutina, pero para evitar hacerla sentir mal dije:— Acabé de hacer unas galletas para los niños, creo que iré a descansar un poco en la alcoba.
Margareth asintió sonriendo comprensiva, mientras tomaba de nuevo el gancho y la cobija que estaba haciendo.
— Si así lo deseas, querida.
Di una corta reverencia y subí las escaleras a paso delicado y con la mayor pereza del mundo.
Apenas logré entrar a la habitación y lo primero que hice fue tirarme de lleno a la cama esperando que el sueño me atacara y hacer como si no me estuviera muriendo del aburrimiento.
Oh Dios, si pudiera envejecer solo durmiendo por el resto de mis días en vez de vivir de esta forma tan aburrida...
Mentira no.
Pero me sentía como Rapunzel, encerrada en una torre sin poder salir al exterior, haciendo lo mismo una y otra y otra vez todos los días.
Margareth tampoco salía tan seguido y ella junto a los más pequeños me hacían compañía junto con la servidumbre de la casa.

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sky ;; Lee Minho
Fanfiction"-Aunque no estemos juntos, solo me basta mirar el cielo para sentir tu cercanía."