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—Te ves pálida.— Lisa se preocupó y parpadeé, intentando disimularlo.

—¿De verdad? Creo que es por el hambre.— Reí intentando aligerar el ambiente.

Miyeon se puso a nuestro lado luego de entregarle a Jaehyun las manzanas.

—¿En serio? Creo que deberíamos ir a la taberna entonces.— Sentenció.

—Señorita ¿Quiere que lleve la bolsa por usted?— Miyeon preguntó, segura de que recibiría una afirmación como respuesta y acercó sus manos a la bolsa pero Lisa se negó.

—No te preocupes, quiero llevarlo yo.— Sonrió inocente ante la mirada inquisidora de Miyeon. Oculté una sonrisa y miré hacia otra parte.— También tengo brazos, deberías disfrutar también del paseo, es más, llama a Jaehyun, quiero invitarlos a todos a la taberna.

A Miyeon le brillaron los ojos ante la mención de la comida y sin dudarlo fue a donde el otro chico. Aproveché el momento para hablar.

—¿Qué tienen esos libros?— Divertida pregunté.

—Los escritos de...de Madame Labuevell.— Carraspeó, mirando hacia todas partes.— Escuché de una amiga de la infancia que sus últimos volúmenes habían llegado y cada vez eran más...picantes.

Aguanté la risa, por como lo describía estaba segura que se trataba de un 50 sombras de Grey versión mil seiscientos.

—Me los tienes que prestar alguna vez.— Bromeé, pero la mirada de arriba a abajo que me pegó decía que se lo tomó en serio.

—¿Por qué? ¿Piensas seducir a Minho?— regresó la broma y rápidamente negué.

¿De verdad creía que yo...?

—¡Tu rostro enrojeció, querida!— Avisó y mordí mis labios, intentando no maldecir o soltar un insulto.— Tranquila, no es como si ya no lo hubieras hecho.

—¿Pero qué dices?— Avergonzada al imaginar algunas cosas, la codeé, pidiéndole en silencio que se olvidara de esas cosas.— yo realmente no hice nada, no digas cosas que no son.

Quiso seguir discutiendo pero Miyeon llegó con Jaehyun que muy amablemente le había pedido a un mercader cuidar del carruaje mientras por unas monedas.

—La taberna no queda tan lejos.— Avisó Lisa, enganchando uno de sus brazos con los míos y sosteniendo firme la bolsa, muy firme.— Vamos caminando, así podemos refrescarnos y dar una pequeña vuelta por el pueblo.

—A la señorita Madeleine se le atravesó un hereje.— Avisó Miyeon y yo la miré con los ojos bien abiertos, al igual que hacía mi papá cuando no podía regañarme en público.

Cambié mi expresión a una más neutra cuando Lisa se giró a mi sorprendida.

—¿Es eso cierto?— Preguntó espantada y antes de que yo pudiera decir algo, Miyeon asintió en mi lugar.—¡Dios mío!— De exaltó.— ¿Y? ¿Cómo era? ¿Era sucio u desaliñado como dicen en las historias?

—Si.— Miyeon volvió a hablar.— La señorita Madeleine insistió en ayudarlo a limpiar su rostro.

—¡Eres tan buena!— Lisa me elogió.— un alma tan noble como tú incluso ayuda a los que ya están perdidos.

No quise discutir más, así que solo suspiré rendida escuchando a ambas conversar y Jaehyun interviniendo pocas veces.

Era un hombre de muchas palabras, por lo que veo.

Llegamos a la taberna donde varias meseras servían y había demasiado movimiento.

—¡Vamos acá!— Lisa señaló una mesa en el patio trasero y me dejé guiar hasta sentarme cerca de la encandilante entrada al interior del restaurante y con vista a la concurrida plaza.

sky ;; Lee MinhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora