Estaba completamente paralizada, el resplandor de los relámpagos hacía brillar su silueta y quise restregar mis ojos para confirmar que no estuviera alucinando por mi desespero.Me sentía completamente loca y perdida, desesperada. Mi corazón latía al cien y mi cabeza había dejado de funcionar.
—¿Madeleine?— Volvió a repetir y quise decir algo, sin embargo solo se me escapó el poco aire que estaba reteniendo, casi ahogándome.
Él estaba ahí, fuera de la caseta con una capa cubriendo sus hombros, su espada desenvainada y firme, su cabello desordenado y mojado, cubriendo gran parte de su frente.
Minho estaba ahí.
—Minho.— Quise gritar pero sin saber por qué solo salió en susurro, uno que bastó para hacerlo entrar en razón, a ambos.
Su espada cayó resonando en el umbral y cuánto menos lo esperé la humedad de su cuerpo se apegaba al mío, sintiéndome más cerca de él en un fuerte abrazo.
Sentí como si la respiración se me fuera y volviera en el mismo momento. Lo sentía irreal hasta el momento en que una de sus manos se apoyó en mi cabeza, incitándome a abrazarlo de vuelta. Eso hice.
Cuando tuve mis manos en su espalda y mis brazos rodeando su torso, pude confirmar que si estaba ahí, ambos estábamos y era real.
—Minho.— Tanteé su espalda, teniendo miedo de que en verdad la mente me estuviera jugando una mala pasada.
—Madeleine.— En contra de mi voluntad me separó de él y pude ver el frenesí con el que sus ojos recorrían mi rostro, con el entrecejo fruncido aún.
Su mano temblorosa fue a parar en mi mejilla e instintivamente reposé mi peso en ella, sintiendo el toque cálido aún cuando la lluvia traía un frío de los mil demonios. Iba a cerrar los ojos, sin embargo, Minho repentinamente se desplomó a mis pies.
Alarmada, lo sostuve como pude y miré que no hubiera algún golpe o herida. Minho reposaba en mi regazo con los ojos cerrados, el cabello mojado y el entrecejo arrugado. Por mera casualidad llevé mi mano a su mejilla y la sentí demasiado caliente. Hice lo mismo con su frente y el resultado fue lo mismo. Quise golpearme, la emoción me había ganado y obviamente su caliente tacto no era por sentimiento ni nada, Minho estaba hirviendo de la fiebre y el hecho de estar empapado no ayudaba, claro que no.
Agarré parte del vestido que no estaba mojado y lo moldeé lo suficiente para usarlo de almohada para Minho, lo acomodé fuera de mi regazo y me levanté para cerrar la puerta y evitar que más frío y agua entrara. Miré la única cama en el lugar y a Minho en el piso; si lo llevaba, daría lo mismo porque su ropa mojaría la cama y aún tendría frío.
Revisé la caseta, buscando al menos un par de prendas y un cobertor o algo para darle calor. Encontré un armario, saqué algunas mantas de allí y corrí directo a la pequeña sala.
Me puse de rodillas frente a Minho y comencé a darle palmaditas en la mejilla, buscando de alguna u otra forma que reaccione.
—Minho.— Tomé sus mejillas con una sola mano y me arrepentí al segundo con miedo de estar aplicando demasiada fuerza, así fue que mi cuerpo actuó sin pensarlo y la cabeza de Minho terminó golpeando de nuevo a la almohada improvisada para nada ergonómica y mucho menos ortopédica.— Ay, carajo.— Me preocupé, pero tal parece que el golpe funcionó para traerlo a conciencia nuevamente. Su entrecejo se arrugaba y apretaba los ojos, como si algo le molestase.—Minho.— Lo volví a llamar, consiguiendo que abriera un poco sus ojos.—¿Te encuentras bien?— Genuinamente pregunté con preocupación. Minho me miraba sin soltar palabra alguna.—¿Qué sucede?
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sky ;; Lee Minho
Fanfiction"-Aunque no estemos juntos, solo me basta mirar el cielo para sentir tu cercanía."