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Entró al bar, tomándose la molestia de quitar su saco en cuanto estuvo en la sala.

Extrañamente, el ambiente estaba tenso. Tragó en seco, esperaba que la noticia que iba a darles ayudara un poco a ligerarlo.

Saludó al dueño y sin pedir permiso cruzó la barra, adentrándose al cuarto detrás del lugar de servicio.

Un desastre.

Nadie decía una palabra y todos se encontraban sentados, unos en barriles, otros en cajas y el capitán de pie, imponente. No fue capaz de sostenerle la mirada. Sabía que estaba furioso por algo, se sentía en el ambiente.

—Seungmin.— Su voz grave lo llamó, obligándolo a volver a verlo.— ¿Vienes con noticias? Espero que sean buenas, más vale que lo sean.

Se sintió presionado. Aclaró su garganta, dándole un repaso a todos sus compañeros en el lugar.— Lee Minho se casó, hoy.

—Inposible.— Soyeon habló— No vi nada de alboroto en la iglesia.

—Porque no hubo.— Explicó, tomando asiento por no poder aguantar la pesada mirada de su capitán sobre él.— Por alguna razón quisieron que fuera todo privado, la novia estuvo de acuerdo con eso y como el pueblo sigue ciego desde la boda del príncipe, nadie más que el padre de la iglesia y los Wedking se enteraron.

—¿Y ella aceptó?— Soyeon jadeó con sorpresa, de una manera casi vulgar e irrespetuosa. Seungmin asintió.—¡Mi Dios! Si el hombre con el que me case, pretende hacer eso en mi boda, lo dejo en el altar.

—¿Y quién se querría casar contigo?— Burlonamente Sam preguntó, recibiendo una patada el barril donde estaba.

—Cállate.— Chistó— Tengo mucho para ofrecer, pero viendo la calidad de hombre que hay en este pueblo donde ni siquiera te presumen el día de su boda, elijo estar soltera.— Nuevamente, Sam echó a reír.

Seungmin negó, volteando de nuevo al líder. Prefería aguantar su intimidación a las conversaciones estúpidas de los otros dos.

—A Minho le han concedido algunos días libres por obligaciones maritales, estarán mudándose a la casa que compraron, cerca de la suya, señor.— Su mayor asintió, sin expresión alguna y sin siquiera verlo por completo, sabía que estaba pensando rápido en el plan más factible.— También me he enterado qué hay guardias nuevos en el castillo, sin embargo no sé qué tantas sean sus funciones.

—Entiendo, gracias.— El pelinegro mayor por fin sonrió, haciéndolo sentir aliviado.— Sam, Peter.— Los llamó, concentrándose en el par.

El primero dejó de discutir y el otro simplemente lo miró.

—Seungmin los pondrá en contacto con Lee, se encargarán de la mudanza, para tener proximidad y tantear el terreno.— Sentenció.

—No.

Seungmin no solo sintió su propio cuerpo tensarse, sino también el del resto dentro de la habitación.

La negación había salido firme y sin titubeos. El capitán levantó una ceja, lentamente, se acercó a los pies de la silla en donde estaba Han.

—Creo haber escuchado mal, me disculpo.— Su voz serena no era más que un indicio de enfado contenido.— ¿Acabas de decir no?

Y para Seungmin, aquel se había vuelto el hombre más valiente ante sus ojos al verlo reafirmar su posición.

—He dicho que no.— Lo vió levantarse con decisión, su barbilla levantada y los ojos a la altura del contrario.— Me disculpará, capitán, pero considero que tengo cosas más importantes que acomodar las pertenencias de otros.

sky ;; Lee MinhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora