Capitulo 56: Lucifer regresa y el inicio

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Llegada la tarde, Alastor y Angel ya se encontraban listos y en si, el peliblanco se encontraba sentado en un pequeño sofá que estaba cerca de la entrada donde aparecerían ambos reyes. Anthony cargaba al mayor de los mellizos, meciéndose levemente y permitiendo que el pequeño durmiera tranquilamente agarrado fuertemente de su pecho, no tenia mucho de que había comido, mientras la menor estaba en brazos del ciervo, ella estaba despierta pero mantenia sus ojos cerrados pese a que se dedicaba a estirar sus brazos y piernas y volver a doblarlos; Alastor se encontraba hipnotizado por la pequeña, antes no había creído posible el desarrollar un vinculo emocional con alguien mas que no fuese su propia madre o su pareja, pero ahí estaba, sosteniendo a su pequeña hija, a su propia sangre y primogénita y sintiendo la calidez en su pecho que le dictaba protegerla, amarla e incluso mimarla mientras sorbia el delicioso aroma a melocotón que naturalmente provenía de la bebé, alzo uno de sus brazos y llevo su mano a una de la pequeñas manos de Vittoria, la tomo e hizo la comparación de como su mano era demasiado grande a comparación de la de ella y, de forma instintiva su cría tomo inmediatamente uno de sus dedos y se lo llevo a la boca. Fue demasiado tierno, su pecho de lleno de orgullo y sus orejas cayeron hacia atrás mientras admiraba la belleza de su hija.

—¿Te has enamorado de Vittoria?— Pregunto Angel, soltando una risita mientras palmeaba suavemente el traserito de su hijo menor y acariciaba su pequeña y esponjosa colita que parecia mas la de un conejito que la de un pequeño ciervito.

—¿De que hablas, querido?—Pregunto Alastor, acercandose a Angel y sentandose a lado de su pareja, aun dejando que la pequeña "mordiera" la punta de su dedo.

—Por la forma en que la miras, amor—Respondio de forma simple, enderezando su espalda y acomodando de mejor manera a su hijo en su pecho para darle espacio a su hija— No la miras como si fuera una... Simple bebé de otra familia, sino... Mmm, de una forma mas especial, la admiras pero a la vez la miras con cariño. Naturalmente, diferente a como me miras a mi— Explico, tomando la mano de Alastor para retirarla suavemente del agarre de su bebé y de su boca, que apenas sentir como le quitaron lo que estaba "mordiendo" iba a comenzar a llorar, fue tomada de inmediato por Angel y dandole espacio a su pequeña, deslizo la blusa que llevaba y dejo salir su pecho para que lo oliera la pequeña, dejo de llorar y comenzo a buscar el pezón de Angel hasta que lo atrapo y comenzo a succionar con ganas, cosa que hizo que el peliblanco soltara un quejido de dolor.

—¿Ah, si? Entonces, ¿Cómo es que te miro a ti?— Pregunto Alastor, observando como comía su pequeña y levantando su mirada para ver directamente a los ojos de Angel.

—¿En serio quieres que te lo diga?—Pregunto Anthony, un poco cohibido por la mirada que le estaba dando el ciervo, ya se sentia algo avergonzado ante la idea y quizás, eso se reflejaba en sus mejillas sonrojadas.

—Si, ilústrame cielo ¿Cómo es que te veo a ti?—Pregunto nuevamente, un poco divertido por la forma timida que reflejaba su prometido, si, pese a que el gran Angel Dust fuera conocido por ser un descarado total, uno que es capaz de decir vulgaridades, soltar chistes en doble sentido y no tener filtro alguno a la hora de hablar de sexo, se convertía nuevamente en un manojo de nervios, una ligera tartamudez, de expresiones hermosas y delicadas, y a su vez, permitiéndose a compartir opiniones y pensamientos de una forma mas clara sin haber alguna tonteria relacionada al sexo, era cuando salia relucir realmente este Anthony, no Angel; Angel era su mascara, su disfraz, su personaje de teatro perfectamente ensayado y entrado en el papel que debia realizar y al cual, obligaron que hiciera. Anthony solo salia a la luz cuando estaba con Alastor y sus mas cercanos, como su familia y amistades mas unidas a él, ante los demás, era el alocado y "prostituto", quien se vende por dinero y drogas por sexo.

When it comes to you, the rest doesn't matter.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora