Capitulo 7: Lucifer

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Alastor apareció en el portón del palacio de Lucifer, no sin antes intervenir en la radio del Rey y avisarle (aunque con poca anticipación) de su presencia, dejando que el ciervo tuviera acceso al interior mientras un par de guardias lo seguían, escoltándolo hasta llegar a la oficina del Rey, lugar donde atendía la mayor parte de los asuntos de la realeza y algunos visitantes que tuviera.

— Por aquí señor, Demonio de la Radio — Dijo un sirviente mientras bajaba su mirada, mostrando absoluto respeto ante al ciervo, además del temor que podría sentir si se atrevía a voltear a verlo — El Rey Lucifer lo espera dentro ¿Desea que le traiga algo de beber? — Preguntó

— Un café cargado sin azúcar, por favor — Respondió Alastor, mientras invocaba su báculo.

Ambos llegaron a la oficina del Rey, siendo una habitación bastante grane, teniendo detrás del gran escritorio un ventanal, donde podía observar desde ahí todo lo que podía ocurrir a los alrededores del castillo, además de mantener un estilo elegante con algunas tonalidades blancas, que contrastaban con el exterior del palacio, siendo una arquitectura gótica.

El pequeño demonio sirviente toco la puerta, recibiendo una afirmación y comenzaba a abrirse la puerta, dejando ver al soberano del infierno sentado enfrente del escritorio mientras leía un par de documentos y tenía en un lado unos pergaminos. Su rostro revelaba bastante seriedad.

— Con permiso mi señor — Dijo el sirviente, mientras los escoltas que seguían al ciervo se retiraron — El señor Alastor, Demonio Radio está aquí su majestad — Dijo el sirviente saludando al Rey, quien se levantó y volteando los documentos que tenía, se alejó del escritorio — Me retiro alteza, con permiso — Finalizo dejando ambos demonios mayores hablar.

— Mi Rey Lucifer — Dijo el ciervo haciendo una pequeña reverencia y volver a levantarse viéndolo a los ojos — Me alegra que haya aceptado reunirse conmigo con tan poca anticipación, espero que no sea un inconveniente tener mi presencia — Dijo Alastor, aunque realmente poco le importaba.

— No me dejaste alguna otra opción ciervo, simplemente me avisaste y apareciste aquí minutos después — Dijo un poco molesto el Rey, mientras tomaba de nuevo asiento — Aunque realmente no es molesto tenerte aquí, al menos eres más prudente que otros que son de la realeza, me alegra verte de nuevo, viejo amigo — Dijo Lucifer, acercando su mano para estrecharla con la del ciervo — Pero dime ¿Por qué tan poca anticipación para verme? ¿Me extrañabas, te hago falta? — Pregunto de manera burlona el Rey.

— Muy gracioso majestad — Respondió Alastor, riendo suavemente mientras se acercaba un poco más al angel caído y se acomodaba mejor el monóculo y daba una sonrisa coqueta — Si fuera el caso, habría acudido aquí desde un inicio — Dijo y en ese momento un sirviente interrumpió la conversación, entregando a cada personaje una taza, sirviendo un poco de bebida alcohólica al Rey y una taza de café al pelirrojo — En fin, venia por algo que usted me arrebato y me gustaría saber las razones por las que lo hizo — Dijo Alastor, comenzando a beber tranquilamente del café.

— No recuerdo haberte quitado algo Alastor, preferiría que fuera un poco más directo al respecto — Dijo el Rey, bebiendo de igual manera de la bebida.

— Iré directo al grano majestad — dijo Alastor acomodándose mejor en el asiento y apoyando su barbilla en sus manos, mientras mira con una sonrisa grande a Lucifer — descubrí que usted tiene dos hechizos en mi mente, quisiera que los retirará, esos recuerdos que me han sido arrebatados me gustaría que pudiera devolverlos — sonrió de manera inocente. Lucifer conocía esa sonrisa en Alastor, sabía que en caso de que se negara el pelirrojo no dudaría en causar problemas, y es lo menos que ahora necesita.

— Alastor, querido amigo, al parecer ya encontraste mi pequeño truquito ¿Eh? — Dijo Lucifer lanzándole una mirada retadora, sabía que podría enfrentar a Alastor ahora, sería un empate si no luchara contra el de manera sería, pero con pase del tiempo se ira debilitando y no le podría hacer frente, no le haría daño una pequeña pelea, ¿cierto? — Y dime ¿Como planeas que haga lo que me pides? — Pregunto Lucifer.

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