Capítulo 22

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Subimos hasta la habitación del rey. Dejé a mi grifo sobre la cama. Se enroscó haciéndose una bolita para continuar durmiendo. Registré las cosas de Zyker buscando un botiquín o algo por el estilo y lo encontré.

Zyker estaba sentado en la cama de piernas cruzadas. Saqué una ventas y pomadas.

—Esto se ve muy feo—murmuré mientras esparcía pomada por toda la mano, estaba rojísima.

—Me arde—dijo con seriedad.

—¡No seas llorón!—me burlé mientras enroscaba una venda alrededor de sus dedos. Hice lo mismo con la otra mano. Solté un resoplido, se veía muy gracioso, tenía las manos inmovilizadas.

Apliqué la misma pomada en los arañazos que me hizo el grifo. De verdad ardía.

—Adelante—contestó el rey a los toques de la puerta.

Una mujer entró vestida de cocinera y dejó dos bandejas de comida sobre la mesa. Hizo una reverencia y se fue.

—¿Por qué no pidió permiso?—pregunté apretando el entrecejo.

—Es muda—dijo Zyker refiriéndose a la sirvienta.

—Ahhh. Vamos a comer—traje las bandejas hasta la cama y comencé a comer. Miré a Zyker y no estaba comiendo, me miraba con cara de aburrido.

—¿Por qué no comes?—pregunté. Miré sus manos con vendas y entendí. Me dí un golpecito en la frente y dejé mi bandeja de lado. Que tonta, no recordé su inmovilidad en las manos.

Coloqué la bandeja sobre mi regazo y llené la cuchara dorada de comida y la estacioné en frente de su boca.

—Abre la boca—ordené—¿No vas a comer?

—¿Ahora me vas a alimentar como a un bebé?—preguntó de malagana.

—¿Tienes alguna otra opción?—elevé una ceja.

—No—abrió la boca y metí la cuchara.

Es raro alimentar al rey. !Estoy dándole comida a un rey! Nunca en mi vida imaginé esto.

—¿Sabes que nombre le pondrás a nuestro grifo?—preguntó con la boca llena.

—¿Nuestro?—inquirí.

—Se escapó de mi establo, también es mío. Deja de ser una mamá sobreprotectora.

—Pues... Puedo llamarlo Grifo.

—¿Por qué el nombre de un grifo es Grifo? ¿Por qué no le pones Zyker?—habló de nuevo con la boca llena.

—¿No te enseñaron modales? Cierra la boca. ¿Por qué le pondría tu nombre a mi grifo?

—Es nuestro grifo. Y mi nombre es precioso, es el mejor nombre de Hurgaftan—habló orgulloso.

—Jajaja—me reí sarcástica—No le pondré tu nombre. Dame otras ideas.

—Ya sé—levantó la mano.—Puede llamarse Afrito.

Me empecé a reír descontroladamente, la comida de la cuchara cayó en la bandeja.

—¿Qué? No está mal. Afrito viene de Afra.

—¿Estas demente?—me limpié las lágrimas de risa. Se cruzó de brazos y fingió indignación.

—Ya no quiero más—dejé su bandeja de lado y comencé a comer de la mía.

—Es mi grifo también y no le pondré ese nombre ridículo. Se llamará—me quedé pensando—Zykercito—hizo una mueca y asintió.

—Estoy de acuerdo, pero no creas que tú elegirás el nombre de nuestros hijos, yo siempre...—dejó de hablar porque me atragante con la comida. ¿Que dijo? Creo que me estoy ahogando. Dí unas palmadas en mi pecho para poder respirar. Inhalé y pregunté:

—¿Nuestros hijos?—¿Él planeaba hijos conmigo?

—No-no... Si... Pe-pero... No... Es que...—balbuceó. No entendí nada.

Tocaron la puerta y el respiró aliviado. Lo acaban de salvar de esta conversación.

—Adelante—un guardia se asomó.

—Su majestad, el rey Exel Ortiz envió esta carta y pidió que se la entregará personalmente.

—Puedes traerla—permitió Zyker. El guardia se acercó y dejó la carta sobre la mesa.

—Con permiso—hizo una reverencia y se retiró. Era un papel azul celeste con un cuño azul oscuro.

El rey la agarró pero no pudo abrirla. La abrí y sin mirar el contenido la dejé sobre sus manos. Sus ojos se movían de izquierda a derecha leyendo las líneas plasmadas en el papel. Puede notar la tensión de su cuerpo.

—Es mejor que descansemos porque mañana tenemos que viajar al reino de los vampiros.

—¿No era la semana próxima?—interrogué.

—Hay un inconveniente y tenemos que partir mañana. Ponte cómoda y descansa. Puedes utilizar mi baño—asentí.

—¿Dónde voy a dormir?

—Aquí—tocó la cama.—Ya has dormido aquí dos veces, una tercera no hará daño—me guiñó un ojo y salió de la habitación.

Su comportamiento estaba raro. Entré al baño, me bañé, me coloqué un vestido holgado que estaba en la estantería del baño (Zyker ordenó que lo trajeran). Cepillé mis dientes y me hice una trenza.

Cuando salí Zyker ya estaba recostado en la cama mirando al techo. Bostecé y me acosté boca abajo a su lado. Me miró mientras sus párpados se iban cerrando hasta quedarse dormido. Yo no podía dormir. No paro de pensar en las flores.

Me levanté y caminé de puntillas hasta salir de la habitación. Casi todos estaban dormidos y no había guardias en los pasillos. Llegué al comedor y recogí mis guantes, los había olvidado encima de la mesa. Llegué al despacho del rey, las flores continuaban en el piso. Me enganché los guantes en las manos y levanté las flores del piso. Tomé la postal entre mis manos y me quedé confundida. Decía:

"Tres meses"

¿Tres meses? ¿Qué pasará en tres meses? ¿Qué significa? Arranqué la postal y dejé las flores en la misma posición. Subí las escaleras hasta la habitación del rey y dejé la postal en una gaveta. Me recosté en la cama pensando en que podría suceder mañana, me pregunté cómo será el reino de los vampiros. Y recordé lo que dijo Zyker sobre hijos. ¿Cómo que hijos? ¿Él pensaba tener algo futuro conmigo? No lo entiendo muy bien. Me siento un poco tonta por pensar esto. Minutos después me dormí escuchando los susurros que yacían en mi mente.

Nota del autor:

Hola aguacaticos...
Capítulo corto 😌

¿Qué creen que esta pasando aquí?
A mí no me pregunten porque yo no sé nada...

Liuba🥑

Las alas del atrix [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora