Estoy en mi habitación caminando de un lado a otro mientras Noal me observa desde la cama.
Ya cenamos, Afra no se presentó. Me pareció raro. Los niños comieron con nosotros, tuvimos un rato agradable.
En unos pocos minutos buscaría a Afra y le pediría un cortejo, la verdad tengo miedo.
—¿Y si me rechaza? ¿Y si me pide tiempo? El tiempo puede ser días, semanas, meses, años, siglos. ¿Y si no quiere? ¿Y...
—¡Cállate, Zyker! ¿Por qué eres tan paranoico?—se cruzo de brazos—. No entiendo por qué eres tan dramático.
—¿Qué hago cuando me diga que no? ¿La presiono o le doy espacio? ¿Y si no le gusto en realidad y solo me está usando?
—¿De dónde sacas tantas cosas absurdas? ¿Piensas que ella es como esas meretrices que traías aquí de vez en cuando?
—Ni se te ocurra mencionar eso. Te juro que te mando a la cruz. ¡Ayuda!—recé a los dioses.
—¡Zyker!
—¿Qué?
—Ya es medianoche, Afra puede estar esperándote o puede estar durmiendo porque pensó que la dejaste plantada.
—¡Noaaal!—dio un respingo.
—¿Ahora qué?—se cruza de brazos.
—Ya se a donde la voy a llevar—será especial.
—Vale—se levantó y me empujó por la espalda en dirección a la puerta.
—¡Deséame suerte!—dije saliendo.
—¡No la necesitas!—murmura llendo a su habitación.
Hace siglos que no tengo un cortejo. Siempre he sido estúpido para pedir estas cosas. Se siente bien no estar solo después de tantos años y encontrar a alguien como ella.
Toqué la puerta de Afra dos veces. No contestó. La abrí y... Estaba saliendo del baño con un vestido negro holgado, para dormir.
Dió un respingo y se llevó la mano al corazón.
—¡Qué susto!—jadeó.
—¿Susto por ver mi hermosa cara o por qué entre a tu habitación?—sonreí.
—Creído—refugió.
Me cruce de brazos y di un carraspeo.
—Vamos a un lugar—informé.
—¿Vamos? ¿A esta hora?—miró la luna por la ventana.
Asentí, la agarré por la mano y la saqué de la habitación.
—¡Auch!—un ala chocó con la pared.
—Disculpa—no solté su mano.
Bajamos las escaleras hasta la puerta de castillo.
—¿A dónde vamos?—preguntó curiosa.
—Ya verás—sonreí.
Caminamos hacia el bosque. Las ramas crujían a nuestro paso y las hojas de los árboles tenían una lenta danza. La luna llena iluminaba el camino. Llegamos al árbol gigantesco, delante de nosotros estaban las cascadas negras. Ella abrió la boca asombrada y yo sonreí.
—¡Es impresionante!—se tapó la boca.
Hoy era noche de luciérnagas. Las luciérnagas volaban a nuestro alrededor y muchas estaban nadando dentro del agua, eran tantas que el agua cristalina parecía un verde fosforescente.
Me senté en el suelo y usé el árbol como espaldar.
—Ven—llamé y Afra se sentó frente a mí.
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Las alas del atrix [1]
FantasyAfra es el atrix, una criatura única en su especie que posee alas y ojos de diferentes colores. Estuvo encerrada hasta los 118 años, pero su vida cambia cuando atacan su reino mientras toca la flauta para todos, tiene que escapar y volar a un reino...