Sigo despierto en la tarde. Siento que la mano de Afra se mueve entre las mías. Por fin despertó. Entreabre sus ojos y da unas rápidos parpadeos. Mueve un poco su cuerpo hasta que se da cuenta donde esta. Suelta un jadeo y quita su manos de las mías. Abre más sus ojos.
—¿Que hago aquí?—pregunta con la voz quebradiza.
—Afra tu...
—¿Que hago aquí?—repite.
—Afra estás herida y...
—Y eso a ti no te importa—salen lágrimas de sus ojo, el negro se torna grises.Trata de moverse pero no puede por el dolor. Mira las vendas en sus pies y abre un poco los ojos. Recuesta su cabeza a la almohada, tiene una cara de enojo pero lágrimas se desbordan de sus ojos cada vez que pestañea—¿Para que me observas así? ¿Te doy lástima? Que humillación—cierra sus ojos y suelta un sollozo.
—Afra tengo que explicarte que...
—No necesito ninguna explicación, hace un día lo dejaste todo claro—su voz está dolida. Me duele ser el causante.
—¿Por qué no me gritas, por qué no me golpeas, por qué no me reclamas?—le pregunto con desesperación—¿Por qué te quedas ahí como si lo que pasó entre nosotros no te importara?
—¿Que nosotros, Zyker? No voy a luchar por algo así. Yo estoy cansada. ¡Me hiciste sentir especial para después decirme todas esas cosas! ¡Me hiciste pensar que era alguien importante para ti! ¿Por qué?—Cada palabra es como un cristal que se entierra en mi pecho. Ahora soy yo el que deja salir una lágrima. Cae sobre la mano de Afra, es roja, es sangre. Mis primeras lágrimas de sangre. Ella sube la cabeza de golpe y se queda mirándome.
—Afra yo no quise decirte todas esas cosas, estoy arrepentido—bajo la mirada a mis pies.
Ella me mira con más atención, se que esta usando su poder para saber si mis palabras contienen verdad.
—Yo no quise decir todo eso. Yo... No sé que me pasó. Solo puedo curar heridas externas pe-pero no puedo curar las que estan aquí—toco mi corazón.—Esas son las que más duelen y tú no eres ninguna delincuente. Es verdad que mis leyes son ridículas. ¡Yo prohibí la música porque mi mamá tocaba, ella también tocaba la flauta!—sollozo en su regazo, aferrado mis manos a sus muslos.—¡Tu también la tocas! ¡Tu me salvaste, tu me salvaste cuando yo no resistí! ¡Y me encanta que bailes sobre mis pies, juro nunca enseñarte a bailar para que siempre tengas que subirte en mis pies!— sonreímos mientras nuestros sollozos se mezclan.—¡Tus guantes son originales y te los pones porque tienes miedo de lastimar a alguien! ¡Y admiro como ríes a pesar de que tú seres queridos murieron! Algo que yo nunca logré. ¡Admiro como eres fuerte para Saimond y lo preocupada que eres! El cobarde que te dijo mentiras para tapar lo que sentía fui yo—apunte mi pecho.
Ella se quitó las lágrimas y me devolvía la sonrisa.
—¡Perdóname por favor!—supliqué—¡Perdóname! No sabes lo asustado que estuve cuando no te encontré, no tienes idea del miedo que sentí al pensar que me abandonaste como lo hizo él—dije refiriéndome a mi padre.—¿Quieres que me arrodille? ¡Puedo arrastrarme si quieres! Pero perdóname, por favor, te lo suplico—lloriquee.—Ya sabes que soy débil cuando no estás, ya sabes porque te dije todo eso. ¡Perdóname, condenada!—pedí ahogando mi garganta con un sollozo.
Me agarró por las muñecas, quitando las manos de sus muslos. Su regazo estaba rojo por mis lágrimas.
—Te perdonaré—murmuró y mis ojos se iluminaron—Con una sola condición.
—¿Cuál? ¿Hago lo que sea? ¡Te puedo dar todo mi oro! Lo que pidas.
—Solamente quiero que no mi ocultes nada—pidió y mi cuerpo se tensó al instante. Me separé un poco.
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Las alas del atrix [1]
FantasíaAfra es el atrix, una criatura única en su especie que posee alas y ojos de diferentes colores. Estuvo encerrada hasta los 118 años, pero su vida cambia cuando atacan su reino mientras toca la flauta para todos, tiene que escapar y volar a un reino...