Capítulo 33

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—¿Qué haremos aquí arriba?—preguntó viendo la azotea.

—¡Celebrar!—desplegué mis alas con una sonrisa diabólica.

Me puse tras de Zyker. Lo rodeo con mis brazos y entrelazo mis dedos delante de su pecho. Presioné su espalda contra mi pecho.

—¿Qué haces?—pregunta curioso.

Flexiono mis piernas y vuelo. Zyker agarra mis manos asustado. Vuelo lo más alto que puedo pasando las nubes. Llegamos a esa parte del cielo donde las nubes están bajo nosotros y arriba de nosotros solo se ve azul. Los dos soles forman un hermoso atardecer.

—¡Qué hermoso!—decimos al unisono.

Después soltamos una risa al ver que dijimos lo mismo.

—¿Afra?—me llama. Mis alas aletean para quedarnos en el mismo lugar viendo el atardecer.

—Dime—aprieto mi agarre en su pecho.

—¿De verdad me quieres?—su pregunta me estremece el corazón.

—Claro que te quiero. ¿Por qué dudas?—murmuro.

—Es que no parece real, hace siglos nadie me dice que me quiere—me gusta que me cuente de su vida.

—Pues te quiero—susurro—. Agarrate.

Doy un giro y caemos en picada. Pego mis alas a mi espalda mientras giramos callendo. Hago unas maniobras en aire, le doy la vuelta al castillo, los guardias nos observan desde el jardín. Sigo volando pasando sobre el pueblo, las personas se detienen a mirarnos. Algunas nos saludan y otras gritan.

Este reino no es tan amargado como pensé.
Sus habitantes se ven muy felices.

Suelto a Zyker en el aire y el abre los brazos callendo. Sabe que no lo dejaré caer. Vuelvo a agarrarlo pero está vez de frente, pecho con pecho.

Las personas aplaudían y gritaban. Solo quedaba un sol por esconderse así que volé hasta las puertas del castillo.

Aterrizo dejando a Zyker en el piso. Respiro  agitada mientras sonreímos. Veo su pelo desorganizado y dejó de reír.

—¿Qué paso?—pregunta.

—Tu corona, se cayó mientras volvamos—le digo.

—¿Y a ti te preocupa la corona? Tengo más de trescientas—se ríe más fuerte.

Engancha su brazo al mío y entramos al palacio. Los guardias no se mueven pero sonrien cuando pasamos.

—Vamos directo a la cena. Nos bañamos después—hace un gesto con la mano quitándole importancia.

Todavía estoy sofocada de volar tanto, no sé porque nos apresuramos en llegar al comedor.

Llegamos al comedor y Zyker abre las puertas de golpe y entra brincando como una cabra.

Los guardias le dan una mirada de estupefacción porque Zyker nunca se ha molestado en abrir las puertas.

Entro al salón y ya Zyker está sentado frente a Noal. Saimond y Kia no están por ningún lado. Me siento a la izquierda de Zyker, quedando frente a Luna.

—¿De dónde viene tanta felicidad?—pregunta Luna sonriendo.

—Es que... he roto mi compromiso con Pancrasia y mi mujer voló conmigo por todo el reino—habla Zyker con la boca llena. «Mi mujer». Soy su mujer... el rubor sube a mi cara.

—Zyker respira,—farfulla Noal con burla—estas descontrolado.

Zyker suelta una carcajada, se voltea hacia mí y me planta un beso en los labios.

Las alas del atrix [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora