Capítulo 23

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Zyker VII Naftaest

Me desperté temprano en la mañana con Afra entre mis brazos, me gusta esta sensación. Me levanté con cuidado de no despertarla. Quité las vendas de mis manos, estaban sanas. Exel mandó una clara advertencia hacia Afra. Ella no puede saber nada y él me está complicado todo. Me dí un baño y me vestí de un color azul celeste y oscuro combinado. Me miré en el espejo colocando la corona sobre mi cabeza.

Busqué el vestido azul oscuro que diseñé para Afra. Lo observé, era muy pesado, tenía un escote en forma de corazón y pequeñas perlas de oro incrustadas en la tela, este vestido era digno de una reina, perfecto. Lo dejé en el guardarropas. También dejé unos guantes de seda que combinan con el vestido. Espero que el conjunto le guste.

Me dirigí al comedor a desayunar. Comí unos mariscos. Estaba solo hasta que Noal llegó descalzo y en ropa de dormir.

—Buenos días—murmuró frotándose los ojos—Hoy te levantaste muy temprano.

—Hoy me voy al otro reino.

—¿Que no era la otra semana? No me dijiste nada. ¿Afra lo sabe?

—Si, se lo informé ayer y parece estar de acuerdo—me encogí de hombros.

—Ten cuidado. ¿Sabes que las hadas están a punto de comenzar una guerra con los vampiros?—asentí—Cuídala.

—Decirlo está de más—dije con aburrimiento —¿Puedes cuidar a Saimond y a Zykercito?

—¿Zykercito?

—Zykercito es el grifo de Afra. También el mío—sonrió.

—Los cuidaré—hizo un gesto con la mano quitándole importancia—¿Crees que tengo cara de niñera?—se señala el rostro—Hay muchas nanas en el palacio y me ordenas eso a mí—se queja.

Las puertas del comedor se abrieron dándole paso a mi condenada. Creo que voy morirme, el vestido le queda perfecto, se amolda a su pequeña cintura y el escote le queda en su punto, los guantes le llegan a los codos y su cabello descolorido estaba trenzado. Se sentó a mi lado izquierdo. Inconscientemente solté un suspiro y Noal levantó las cejas.

—Buenos días—dice con una sonrisa.

—Buenos días—decimos Noal y yo al unisono.

—¿Y Luna?—pregunta ella.

—Está un poco cansada y la dejé dormir un rato más. Los mortales necesitan descansar mucho ma—le responde Noal.

—¿A qué hora nos vamos?—me mira y veo sus ojos de colores desiguales.

—En unos minutos.

—¡Ohhh!—mira a Noal—¿Vas a cuidar a mi hermano?—hace un puchero; se ve tan tierna.

—Zyker me preguntó eso mismo, no te preocupes, los cuidaré como el niñero que soy.

Ella suelta una risita.

—¿Los?—alza una ceja.

—Saimond, Kia y Zykercito—Noal se ríe burlándose de mí.

—No te rías, el nombre lo escogió ella—la señalé.

—Pero tu insististe en ponerle Afrito y yo no lo iba a permitir—se cruza de brazos fingiendo enojo. Noal suelta una pequeña carcajada acompañado de un golpe en la mesa.

—¿Afrito? ¿Qué nombre es ese?—ella se rió junto con Noal.

—¿Estan conspirando en mi contra? Son unos malos amigos—Noal se rió con más fuerte y la mirada de Afra decayó. Ayyy, le dije amiga.

Las alas del atrix [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora