Puede saltarse las partes +18...
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Estoy desayunando solo en el comedor. Era muy temprano, todavía no amanecía pero no podía dormir. Las puertas se abrieron dándole paso a Afra. Traía el mismo vestido, bostezaba y se frotaba los ojos, sus pies tenían unos calcetines color crema.
Miré directamente a los dos guardias e hice una señal para que salieran y nos dejaran solos.
—No sabía que estabas aquí—me dice con voz soñolienta.
—No puedo dormir—corrí la silla de mi izquierda hacia atrás para que se sentara, pero ella ignoró ese gesto y se sentó en regazo. Por un momento contuve la respiración.
—Yo tampoco puedo dormir—susurró.
—Quizás te adaptaste a dormir conmigo y por eso no puedes dormir sola—murmuré.
—Creído—murmura viendo la comida.
Agarré una baya y la puse delante de su boca. Ella abrió la boca y se la comió con gusto.
—Disculpa—murmuró—. Por lo de hace unas horas, creo que saqué conclusiones apresuradas y pensé que... estabas jugando conmigo. Últimamente lloro por cualquier cosa—se ríe de ella misma.
—¿Cómo crees eso de mí?—arqueo una ceja—Tenía que habértelo dicho antes. Te dije que voy en serio—le di otra baya.
—Solo falta que me des leche en biberón—protestó y yo comencé a toser imaginando cosas indebidas.
Se llevó una mano al pecho, asombrada.
—No quise decir eso, malpensado—se cruzo de brazos.
—Tranquila, no soy el único que se lo imagina—ella se muerde el labio y se queda pensando—¿Afra?—la llamé y me miró con la cara completamente roja.
—Yo no estaba pensando en... Eso—refunfuña.
Yo me echo a reír y ella toma comida de múltiples plato.
Sus caderas tienen un balanceo despacio hacía delante y hacía atrás, casi tocando mi erección.
—Afra, si te sigues moviendo así te voy a desnudar aquí mismo—ella paró de moverse y se levantó de mi regazo.
Pensé que me pediría disculpas pero no. Fue todo lo contrario. Tenía un mirada lascivia, descarada. Ambos ojos negros. ¿Quiere que le arranque el vestido o que? Se muerde el labio con una mirada seductora. Le doy un repaso a su cuerpo con ganas de tomarla aquí mismo.
Se sienta de tirón encima de mí, quedando frente a frente, mi erección queda pegada en su entrepierna. Empieza a balancear sus caderas buscando fricción. La tela de mi pantalón y sus finas bragas eran el único impedimento. Mis manos fueron a sus caderas y la ayudé a moverse con más fluidez. El control se fue a la mierda. Ella agarró mi camisa y me la sacó con tosquedad.
Soltó un jadeo. Nuestras bocas se unieron con besos desesperados. Empezó a hacer movimientos circulares con las caderas, frotando su entrepierna contra la mía.
—¿Crees que no puedo correrme así?—pregunté y paró—. No pares, por favor—dejé salir con voz exitada.
Bajé a su cuello succionando su piel, la fricción era exquisita y sus jadeos me llevaban al éxtasis. Bajé mis manos a sus muslos dando un brusco masaje. Intensifica el movimiento divirtiéndose con la tortura placentera que está ejerciendo en mí. Sus senos se movían con cada movimiento de cadera. Se veía majestuosa.
—Zyker...—Me volvía loco la forma en que gemía mi nombre.
Mis manos subieron por las curvas de su cintura y agarré sus senos por encima de la ropa. La manoseo mientras ella se contornea y sus labios está por todo mi cuello. Me gusta esta Afra, la traviesa.
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Las alas del atrix [1]
FantasyAfra es el atrix, una criatura única en su especie que posee alas y ojos de diferentes colores. Estuvo encerrada hasta los 118 años, pero su vida cambia cuando atacan su reino mientras toca la flauta para todos, tiene que escapar y volar a un reino...