Capítulo 14

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Zyker VII Naftaest

—Afra—la llamé, agarrándola del brazo.

—¡No me toques!—me gritó llorando—Me voy de aquí—salió corriendo de mi habitación.

Tiré todo lo que había encima de la mesa al piso. Rompí las sábanas manchadas de lodo. Rompí todos los jarrones que habían dentro del cuarto. La ira me está consumiendo.

Creo que el peor enojo es con uno mismo.

—¡Zyker basta! ¡Zyker!—dice Noal.

Mi mano impacta sobre mi mejilla.

—¿Por qué te abofeteas?—interroga—¿Qué pasó?

—¡Todo iba a la perfección y tuve que meter la pata!—grité—¡Ella solo me dijo unas cosas en broma y yo me descontrolé! ¿No la viste como salió llorando?—me doy otra bofetada—¡Le dije cosas que no eran ciertas! ¡Creo que me odia!

—Entonces te echó unas verdades en la cara y tu ego no se contuvo y tuviste que tocar todos sus problemas. Ella no tiene culpa de que Exel no quiera anular el trato—resumió mientras yo me seguía golpeando.

—Me juré que mataría a la persona que provocara lágrimas en sus ojos. Y aquí estoy, tratando de no matarme—murmuré mientras seguía golpeando mi cabeza repetidas veces contra la pared.

—¡Zyker, para! Las cosas no se van a resolver así. Tienes que...

—¿Tengo que hacer qué? ¿Pedirle perdón después de hacerla llorar? ¿Cómo voy a hacer eso?—farfullo jalando mi pelo.

—No te lastimes así que...

—Provocar lágrima en una cara que te dió tantas sonrisas merece una condena de muerte.

Yo la lastimé y esa herida no la puedo curar con magia. Encontraré otra forma. Tengo que hacer algo. Ahora entiendo que el mounstro de la historia soy yo.

—¡Si Exel no anula el trato voy a declararle la guerra al reino de los vampiros!—aclaré.

—¡¿Estás loco?! Ellos son más que nosotros. ¿Todo por Afra? ¡No jodas!

—Si Noal, todo por Afra—ella no se lo merece y yo lucharé hasta el final para liberarla de esas cadenas. Del trato que hice sin conocerla.

Noal esbozó una perfecta sonrisa.

—¡Hasta que por fin una mujer te hace perder la cabeza!—murmuró.

—Estoy perfectamente, con la cabeza en su sitio—murmure acomodando mi camisa.

—¿Hace cuánto no te descontrolas?—gruñí por lo bajo, se que tenía razón.

—Siempre tienes la razón—escupí.

—Tu siempre dices que la tengo—dijo levantando el mentón, orgulloso.

Ya estoy más calmado. Solo necesito pensar que puedo hacer. Cómo remendar el daño que causé. Lo que me dijo ella no tiene comparación con lo que yo le grité. ¿Qué estará pensando ahora? Intentó no sentirme mal, pero es imposible.

Mandé a limpiar mi habitación. Entro al baño y me quito la ropa. ¿En qué momento me convertí en un cerdo para rodar por el lodo? Me hundo en la tina aguantando la respiración. ¿Que puedo hacer para que me perdone? Recuerdo cuando mamá y papá peleaban. Mamá le cocinaba galletas para disculparse y... ¡Eso! Puedo hacerle galletas. ¿Me disculpará su le hago galletas? Suena tonto pero ella no es como las otras mujeres que piden accesorios y ropa, ella es más... simple y natural y eso me gusta porque ella no intenta ser diferente a lo que es para llamar mi atención.

Las alas del atrix [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora