Capítulo 36

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(...)

Noal y Zyker arreglaron las cosas esta mañana. No sé con exactitud que problema tuvieron, no fue fácil.

Mi mente está en las plantas marchitas, la puerta de los candados, las fotos que Exel tiene de mí. Todo parece un rompecabezas y de alguna manera sé que todo está conectado.

No tengo ni la menor idea de como se mezclan las cosas, pero tengo la ligera idea de que Exel mandó a marchitar esas plantas. ¿Por qué? ¿De dónde sacó el polvo de hadas? ¿Marchitar esas plantas tuvo algo que ver con mi investigación?

El ataque en el bosque.

¿Él tiene algo que ver con eso?

Si más flechas me hubieran dado yo hubiera caído.

¿Qué quiere Exel de mí?

Cada cosa se enreda más y más.

—¿Afra?—me llama Zyker y yo parpadeo recordando donde estoy.

Estamos en el desayuno. En los puestos de siempre, Rinasí también está aquí. Saimond está con Kia en su habitación.

—Disculpa, me distraje—me justifiqué.

—Parecías muy en tu mundo. ¿Cómo es tu mundo?—no entendí muy bien la pregunta de  Rinasí.

—¿Mi mundo?—interrogué.

—Si, tu mundo. Todos tenemos un mundo interior. Mi mundo es colorido, hay muchos pájaros de colores múltiples, siempre cantan y hay un arrollo, siempre imagino eso—habla Rinasí.

—En el mío hay muchos grifos y muchos castillos y Luna siempre está conmigo. También hay calles de color negro y el cielo está lleno de arcoiris—habla Noal.

—El mío es más distinto, yo siempre pienso que estoy en una biblioteca, leyendo libros, con gatitos y tomando jugo de mango—todos se rieron al escuchar la ocurrencia de Luna.

—¿Y tu mundo? ¿Cómo es?—volvió a preguntar Rinasí.

Yo no estaba muy segura si decirles y es un poco difícil de describirlo.

—Es... una habitación, hay raíces en todas las paredes y... no hay ventanas, no hay luz y si-siempre hay raíces que me rodean, hay como unas voces que me dicen co-cosas y a veces hay cosas rotas. Las raíces se marchitan y salen más... las voces son contradictorias, muy distintas. A veces no pu-puedo ver donde estoy, otras veces solo veo la oscuridad y algunas las raíces me tapan los ojos. Y las voces no-no me dejan descansar cu-cuando... ellas gritan y murmuran cosas que-que...—no me di cuenta que mi respiración estaba agitada y tartamudeaba. Todos me miraban con caras confusas y de susto—. Disculpen, me retiro.

Salí casi corriendo de ahí, nunca le conté a nadie como yo veía esas cosas mientras dormía. Mi mundo es muy diferente, quisiera que hubieran pájaros que cantarán como en el de Rinasí, también quisiera ver arcoiris como Noal y tener tanta tranquilidad como Luna.

Pero no hay nada de eso.

Solo raíces y más raíces.

Y esas voces que tanto me mortifican.

Me encerré en mi cuarto y estuve un rato jugando con Zykercito.

Zyker entró en la habitación.

—¿Afra, estás bien?—fue lo primero que preguntó.

—Estoy bien. ¿Por qué no lo estaría?

—Estabas muy distraída. Entiendo tu mundo—murmuró sentándose a mi lado, en la cama.

Las alas del atrix [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora