Capítulo 34

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Llegamos al castillo y Zyker se despidió de mí con un beso. Se encerró en su despacho a trabajar y yo fui a los establos para dar la clase con Evan.

Me senté en el taburete de ayer esperando a Evan. Un fuerte aire golpeo mi cara y cuando abrí los ojos ví a Evan junto a mí.

—Hola niñita, ¿que tal? Mmmm...—sus ojos azules me miraron con intensidad.

—Hola—agité la mano.

—Todavia tú poder no está definido, por eso vamos a trabajar en ello—me sonrió y cuando miré la mesa ya habían tres huevos. ¿Voy a reventar huevos de nuevo?—Linda corona.

—Vale, no es tan complicado—murmuré.

—Por lo que veo tu rey hoy no pudo acompañarte—habló—. No importa niña, lo podrás hacer igual de bien.

»Vamos a hacer algo parecido a lo de ayer...

Yo asentí y cerré los ojos.

—Imagina los tres huevos,—lo hice—busca el recuerdo e intenta romperlos.

Me imaginé los huevos, por alguna razón se sentían más duros y difíciles de romper.

—Recuerdos, niña—habló en tono dulce. Cerré los ojos y busque algún recuerdo.

Inicio del flashback

—Entiende querida—sigue hablando—Disculpa ser yo quien te lo diga. Será más fácil. Tú solo destruyes, mira su espalda. No puedes dar cariño.

Fin del flashback

—¡Otro recuerdo!—habló Evan—. Ya casi.

No abrí los ojos pero busqué recuerdos.

Inicio del flashback

—Yo siempre estaré para tí—me susurró Cedric al oído—. Me enamoré desde el primer día que te ví.

—¿Entonces puedes esperarme?—le pregunté haciendo un puchero.

—Claro que sí, te amo y lo sabes—me dió un beso antes de irse.

Fin del flashback

—Mentiroso—susurré. Él no me esperó. Maldito cobarde.

Abrí los ojos de golpe y ví en la mesa tres piedras quebradas. Me dolía un poco la cabeza.

—Perfecto—murmuró Evan.

—¿Intercambiable loz huevos por piedras sin decírmelo?—él asintió de manera descarada, nunca he visto un viejo tan coqueto.

—Ahora harás otra cosa. Cierra los ojos—me ordenó.

Los cerré.

—En la mesa coloqué un huevo y una roca—yo fruncí el ceño.

»Trata de romperlo, sin poner un recuerdo, trata de hacerlo.

Asentí, pasaron minutos en los que imaginé, recordé, pero no los rompí hasta que me sentí lista para hacerlo sin recordar algo.

—Muy bien niña—murmuró Evan cuando los rompí—. Todavía no abras los ojos.

Obedecí.

—¿Cuál de los dos es el huevo? ¿Izquierda o derecha?

El huevo fue el más fácil de romper. El objeto de la derecha me costó más trabajo romperlo.

—El huevo está en la izquierda—abrí los ojos y el huevo estaba en la izquierda.

Arrugué la frente por el dolor de cabeza.

Las alas del atrix [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora