Las alas del atrix [1]

Capítulo 17

—Hola, te traje esto. Solo iba pasando y nada—se apresura a decir Nedion y sale corriendo. Salí al pasillo con las flores a buscarlo. ¿Por qué se va corriendo?

Retorno el camino a mi habitación pero el rey se para delante de la puerta. Entonces se fue por culpa de Zyker. Que arrogante.

—¿Me dejas pasar?

—No—murmura arreglando su corona.

—¿Por qué?—pregunto. Sus manos viajan al ramo de tulipanes, me lo arranca de las manos, lo tira al piso y comienza a darle patadas haciéndolo trizas. Suelto un suspiro. ¿Por qué me rompió las flores?

Me agarra las muñecas y arrastra por el pasillo.

—Suéltame. ¿Por qué me rompiste las flores?

—Se iban a terminar pudriendo, da igual.

—¡Suéltame! ¡Sino me sueltas voy a gritar y matar a tus guardias!

Siguió tirando de mi brazo como si no le importara. Grité tan alto que dió un respingo. Los tres guardias que habían alrededor de nosotros cayeron al piso. Me rendí.

Me llevo hasta el jardín y me quedé estupefacta. Estaba lleno de tulipanes blancos. Mis favoritas. A dónde quiera que mirabas veías uno.

—Estos nunca se morirán porque nunca serán arrancados. El jardín es tuyo Afra—dijo con tono repugnante.

Abrí mi boca sin saber que decirle.

—Ehhh...

—¿Qué? ¿No te gustan?—pregunta.

—Si, pero...

Toma mi cara entre sus manos y lleva sus labios a los míos dejándome sorprendida. Un sirviente nos mira de reojo mientras nos besamos.

—Los sirvientes nos están viendo—me separo de él.

—Me siento orgulloso, deben tenerme envidia, yo si te puedo besar y ellos no.

—¿Quién te dijo que puedes? ¿Qué no era un simple beso?—repito sus palabras.

—No digas tonterías—vuelve a besarme en medio del jardín. Su mano me agarra de la cintura pegando mi cuerpo contra el suyo. Su perfume es agradable. Y sus manos sobando mi cintura.

—Vamos—lo separo de mí. Se me queda mirando.

—¿Por qué?

—¡Trata de alcanzarme!—le grité mientras corría adentro del palacio. Subí las escaleras con el vestido entre mis manos para no tropezar y Zyker corría tras de mí como un niño.

Llego hasta el pasillo corriendo, no me di cuenta de que corría muy rápido, no me puede frenar. Mi cara se impacta contra la puerta destrozando mi nariz, callendo de culo al suelo. Me quedo sentada unos segundos. Zyker llega a mi lado riéndose a carcajadas y yo me cruzo de brazos.

—¿Estás bien?—pregunta ahogándose de la risa.

—Si claro—me levanto del piso sin su ayuda. 

—Afra, estás sangrando por la nariz—llevo la mano a mi nariz comprobando si es verdad y efectivamente estoy sangrando—¿Ahora quién gana?

—¡Tonto!—le doy un corto beso en los labios y me voy corriendo a mi habitación.

Cambio mi ropa a una adecuada para dormir. Me pregunto que juego tiene el rey conmigo. No estamos en un cortejo, ni comprometidos, ni en un matrimonio. Pero nos besamos como lo más normal del mundo. Eso se acabará pronto porque yo lo digo.